La era de huesos, de Samantha Shannon

Portada de La era de huesos, de Samantha Shannon, con fondo azul y en el medio un circulo dorado con una flor de 8 petalos rojos y un simbolo.
La era de huesos
Samantha Shannon (trad. de Gemma Rovira)
Roca Editorial
Rústica / Digital | 432 páginas | 19,90€ / 6,99€
3 estrellas



¿Sabes esos libros que te cruzas en el momento exacto y que encajan con lo que buscas como anillo al dedo? Bueno, esa ha sido mi experiencia con La era de huesos, el inicio de la hepatología (con solo cuatro publicados en inglés) proyectada por la joven Samantha Shannon, en la que híbrida elementos fantásticos, distópicos y sobrenaturales situados en una ucrónica Londres del siglo XXI. Una novela juvenil bastante más oscura que la media, madura en ciertos aspectos emocionales, con un mundo original e imaginativo que no recurre a los mismos tópicos de siempre. En conjunto, un estimable debut, en una historia que peca a veces de introductoria y de autora primeriza, pero que aprueba con solvencia y nota en su forma de combinar elementos, dotando a los mimbres conocidos de todo lo que utiliza con cierta fuerza que le dan la baza ganadora.

El show de Paige Mahoney
Scion. Año 2059. Paige Mahoney es una joven de diecinueve años que forma parte de los Siete Sellos, una organización criminal formada por clarividentes que lucha con Scion. Su misión es buscar información entrando en la mente de los demás mientras sueñan. Sin embargo, una noche, Paige se encuentra con algo más siniestro que Scion. Capturada y arrestada, Paige despierta en la ciudad de Oxford, ahora convertida en una prisión para clarividentes y controlada por una poderosa raza de otro mundo. Ella solo quiere escapar y volver a su antigua vida en Scion con la banda los Siete Sellos.

Ilustración de Paige Mahoney, un rostro blanco pálido afilado con una melena rubia.
Fanart de Irina Plachkova

En esta sociedad totalitaria, donde cualquier signo de poder sobrenatural y espiritista es perseguido, Paige tiene uno de los dones más peligrosos. Así nos lo hace ver la propia Paige, que siempre será nuestra guía y narradora, durante las casi 500 páginas del volumen. Una adolescente contradictoria, bastante impulsiva, siempre valiente, que plaga la narración de cierto halo egocentrista, dado que siempre es la protagonista. La era de huesos es el show de Paige Mahoney al completo, por que ninguno de los secundarios llega nunca hacer una mera sombra. Son solo potenciales, herramientas para hacer avanzar tanto el infodumping de Scion como la misma trama para que Paige siga su camino.

Y pese a lo tópico en algunas situaciones, con un romance que hará poner los ojos en blanco a más de uno, el abanico de posibilidades abierto por Samantha Shannon desde el comienzo esta impregnado de tan indudable potencial, que incluso una mente analítica puede emocionarse y volverse adicto al universo de La era de huesos reconociendo todos sus errores de primera novela. Por que esa mezcolanza de subgéneros fantásticos refundidos son una fuerza inteligente e interesante que rasga las vestiduras de las distopías, disfrazándose de fantasía urbana con rastros de misterios dimensionales y aventura apocalíptica, creando un gozo lector tan devoto como imparable.

Ilustración de los personajes de Paige y Arcturus donde sus almas/espiritus parecen fusionarse al tener los contornos difuminados.
Ilustración de Carly Draws

Worldbuilding que te llena la boca
La mayor virtud de La era de huesos es su mundo. Con una construcción que lucha a cuestas con algunos infodumpings dolorosos al principio y algún que otro diálogo explicativo, este totalitario Londres del siglo XXI se vuelve atractivo desde los primeros compases con su estratificación de poderes. Un mundo que mezcla la modernidad de una futura Londres con una deliciosa decoración victoriana de la más hermosa (y cruel) Oxford, nos hace testigos de una sociedad totalitaria que tiene elementos tan interesantes como ordenes de clarividentes y sociedades esotéricas secretas. Un mundo completo y profundo de componentes sobrenaturales, rico en matices y jergas, en las cuales la siempre inestimable labor de Gemma Rovira cumple a la perfección. Por que aunque hay un glosario que facilita la función, el disfrute de ir desgranando elementos como «amaurotico» ,« onirosaje» o «mimetocapo» es otra de las bazas dentro de la lectura.

A pesar de no estar exenta de acción y no dejar un cliffhanger de locos, La era de huesos se percibe en su trepidante conclusión como un primer (y pequeño) eslabón, con predominancia por las revelaciones e intrigas sociales y políticas. Samantha esta más interesada en revelar las bases que asientan esta versión alternativa de la ciudad inglesa, tanto de su fondo criminal como de otras razas, que en lanzar los eternos temas que toda distopia adolescente desprende. No está exenta su denuncia a los totalitarismos, ni las reflexiones sobre la discriminación al diferente y la lucha por la libertad, pero en ningún momento se convierten en alguna de las razones por las que la historia sigue avanzando. La era de huesos progresa a ritmo frenético, con un ansia por querer saber más que no se detiene una vez terminado el libro. Por suerte para nosotros, este septiembre, llega La orden del mimo.

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