Babel, de R. F. Kuang

Babel: Una historia arcana
R. F. Kuang (trad. de Patricia Henríquez)
Hidra
Tapa dura | 700 páginas | 22€



Las primeras palabras que me vienen a la mente cuando pienso en Babel son lentitud, amor por la etimología y crítica feroz al proceso colonizador y al racismo. Y es que la aclamada y multipremiada obra de R. F. Kuang es una ambiciosa epopeya de casi 700 páginas, meticulosamente investigadas, que cuentan la historia de una amistad que salió terriblemente mal y un mal endémico que se propagaba por toda Europa. Babel es una mezcla insaciable de etimología, historia y lingüística hasta el exceso, en gran parte didáctica y política, que resulta fascinante en su ambientación, sistema mágico y amor por el lenguaje. Es una novela que aúna lo mejor del llamado dark academia y la ficción histórica para llevarnos a un Oxford, situado como cuna de la traducción, y principal fuente de producción del sistema de magia en este universo: el grabado de palabras en barras de plata.

Atrapado entre dos mundos
En este prestigioso Oxford, la fuente principal de poder procede de el Instituto Real de Traducción, también conocido como Babel, y su trabajo con la plata. Y en 1828, es cuando entra en juego nuestro protagonista: Robin Swift, un niño huérfano cantonés que ha sido criado como un británico acaudalado y puesto al servicio de Babel para realizar sus estudios. Sin embargo, a medida que su formación progresa, el velo de la realidad comienza abofetearlo cuando tiene contacto con la misteriosa Sociedad Hermes, una organización dedicada a impedir la expansión imperial. Cuando Gran Bretaña trate de iniciar una injusta guerra con China, motivada por el opio y a plata, Robin deberá decidir si la única forma de lograr un cambio real es la violencia.

En un mundo más que cercano al nuestro, con la plata mágica como razón de la Revolución Industrial y el dominio global de Gran Bretaña, seguimos a Robin desde su más tierna infancia, pasando por su tiempo de formación en Babel hasta que toma conciencia de la injusticia del mundo detrás de todo su dinero y la universidad. Desde su esperanza de que la traducción sea una forma de unir a las personas, hasta la terrible comprensión de que, como dice un personaje, un acto de traducción es siempre un acto de traición. Con una primera mitad de novela lenta y muy introductoria para el lector, así como un cambio de tono brusco en la segunda, Babel se erige como un portento académico, que profundiza en el significado de las palabras e indaga sobre el poder transformador del lenguaje.

Ilustración de Cosmicbread

Grabando en plata
El sistema de magia de Babel es un arma de doble filo: por un lado es fascinante e imaginativo, simple pero reflexivo. Por otra, en casi todas las páginas se hace gala de ello con desmedidas explicaciones etimológicas que hacen al lector salirse de la historia. La magia de plata de Babel se basa en algo tan simple como dos palabras similares con diferentes traducciones. La traducción es la clave de la magia, y  R. F. Kuang la usa para agudizar una investigación histórica sobre la colonización, el aprendizaje y el poder. Las barras sobre las que se graban estas palabras pueden hacer que las cosas sean más eficientes, activar trampas mortales o simplemente mover objetos. Todos los dispositivos y técnicas de ingeniería que existen se basan en esta magia de plata, encantadas con dos palabras similares en diferentes idiomas pero con una brecha significativa entre ellas. Y para lograr nuevos emparejamientos y crear nueva magia, solo los idiomas foráneos y extranjeros lo pueden conseguir. Por eso el plan es sencillo: tomar niños inteligentes de todos los rincones del imperio que hablen otros idiomas con fluidez y ponerlos a trabajar en Babel para fortalecer su imperio en detrimento de sus patrias colonizadas.

Menos magia y más historia
Tanto la premisa como el sistema de magia de Babel son fascinantes y originales, con un presencia única del lenguaje, la etimología y el mundo de la traducción. El mundo alternativo de R. F. Kuang está sustentado en elementos fantásticos, que no lo alteran, si no que lo explican desde esta nueva peculiaridad. La magia de plata es lo que hace que todo suceda, y lo que provoca el evento histórico sobre el que se apoya toda la historia: la primera guerra del opio. El imperio británico está siempre hambriento de más plata y para conseguirla, se convierte en un enorme cartel de drogas, cultivando amapolas en la India y obligando a China a comprar opio. Los jóvenes traductores de Babel se ven irremediablemente enredados en el problema de si servir al instituto corrupto que les ha dado la oportunidad y la educación, o a su propia gente.

Sin embargo, pese a que la documentación histórica sea envidiable y la ambientación exquisita, la trama de la novela nunca está a la altura. En Babel, las personas y los eventos que se ven oblicuamente en el fondo tienden a ser históricamente precisos, creando un efecto similar al de la novela histórica. Las sensaciones de la época pululan por ahí, pero no contienen suficiente densidad narrativa para mantener en vilo al lector durante su casi 700 páginas. Los valles de intensidad son enormes, con una primera mitad muy lenta e introductoria que se pierde en insignificantes recovecos cada dos por tres. Sin embargo, el cambio de tono brusco hacia el último tercio de la novela es lo que hace de verdad que Babel merezca la pena su lectura. También, la que deja más que claro e insiste en su mensaje.

Ilustración de Robin Swift por Deej

Colonialismo, racismo e imperialismo
Si hay tres pilares temáticos sobre los que se sustenta todo el Babel de R. F. Kuang son el colonialismo, el racismo y el imperialismo. Del primero, en cuanto a cómo absorbemos idiomas y culturas que no son los nuestros con poco respeto o cuidado por las personas que los crearon. Respecto al racismo, vemos las formas de intolerancia y misoginia que Robin y el resto de sus amigos extranjeros enfrentan en su vida cotidiana y académica mientras ocupan posiciones de supuesto prestigio. Y por último, el imperialismo, por como nos muestra que los horrores de la historia hablan por sí mismos y el daño que pueden causar a la gente. Sin embargo, siendo estos temas algo que podía ser más sutil, no deja de recalcar una y otra vez, con personajes ingleses que son radicalmente racistas.

Para mi, como lector, son más interesantes las cuestiones del propio Robin, sobre su identidad y pertenencia. Un personaje que se debate continuamente en si puede ser parte de un sistema y al mismo tiempo resistirlo, o como se puede vencer a dicho sistema. A través de sus respuestas, así como las de Ramy, Letty y Victorie -sus compañeros- en sus interludios o conversaciones, es donde podemos elaborar una especie de diccionario de respuestas desiguales para todos los gustos. Es ahí donde Babel gana capas de profundidad y reflexión. Un diccionario que funciona mejor que sus innecesarias y un tanto incómodas notas al pie de página, que primero tienen su gracia, pero que terminan siendo una especie de archivo adjunto por si acaso el lector de Babel no es capaz de comprender el contexto político europeo de la época. Sin embargo, el libro de R. F. Kuang, fuera de estrellas, puntuaciones y todas esas cosas que no sirven (en realidad) para mucho, creo firmemente que es uno de esos que hay que leer a pesar de todas sus imperfecciones.

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Comentarios

  1. ¡Hola, Daniel! Qué reseña tan interesante, me han dado muchas ganas de leer este libro pese a que no soy lectora del fantástico, más bien prefiero la ciencia ficción, pero esto parece bellísimo y el tema de la traducción y la lingüística me fascinan. Justo por eso quería saber si podrías hablar de la traducción al castellano de la obra, porque, por lo que cuentas, es justamente la traición que se da en la traducción lo que da marcha a la historia. ¿Me recomendarías leerlo en castellano o en inglés?

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    1. Si tienes fluidez en inglés, por supuesto, el original será mejor, pero el trabajo de Patricia Henriquez en este caso es encomiable y diría que pese a esa "traición", merece la pena.

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    2. ¡Gracias! Leeré la traducción de Patricia Hernández, entonces.

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