Matrioshka, de Carlton Mellick III

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Matrioshka
Carlton Mellick III (Trad. de Hugo Camacho)
Orciny Press
Rústica | 138 páginas | 14,95€
Cinco estrellas



En toda relación, romántica o no, los seres humanos nos vamos desgajando como capas y presentándonos al otro. Nos vamos quitando pieles, muros y fronteras, enseñando caras y aristas de una personalidad e interior que esconde miles de millones de matices. Quizá, alguno que hasta nosotros mismos desconocemos. Todo, claro está, en base a una confianza que se va forjando con el tiempo. ¿Te imaginas poder ir abriéndote capa a capa y mostrar tu personalidad al completo? Quizá no sea posible de forma tan física como la que vive Benjamin Hammond en Matrioshka, pero el símil es fácil de ver.

En el universo planteado por Carlton Mellick III tenemos que saber que las matrioshkas no son exactamente lo que conocemos. Si, están formadas por varias capas internas que no podemos ver en un primer vistazo, pero también son una subespecie humana que convive junto a los humanos. Sin embargo, las relaciones entre ambos son infrecuentes. Y aquí entra en escena Benjamin Hammond, cuyo amor por la muñeca rusa Ynaria es tal que esta dispuesto a pasar la Prueba para que la familia de Ynaria y sus amigos acepten su relación de una vez por todas. ¿Y en que consiste dicha Prueba? Ambos deben aislarse durante días a fin de que conozca y acepte a todas sus capas internas.

Muñecas matrioshkas

Disfrazada de extraña comedia romántica, Matrioshka se va desgajando como una historia de amor poco convencional de lo más divertida, pero cuyo poso es mayor del esperado en su concepto. Con un lenguaje sencillo, Carlton construye un canto al amor sin fronteras y una crítica al racismo que exalta un mensaje de amar al otro tal como es. Es un relato perturbador por momentos, con un puntito surrealista y hasta macabro podría decirse, que insiste en reforzar la idea sobre lo que es el verdadero amor: acepta todas las capas de la otra persona, sus defectos, miedos e inseguridades junto con todo lo que si te gusta.

El viaje a través de cada persona que vive dentro de Ynaria sirve a Mellick para sorprender una y otra vez al lector, a la vez que enraíza una sutil metáfora sobre las relaciones de pareja. A lo largo del tiempo, las relaciones cambian, se moldean uno a otro y para que todo funcione bien deben ser capaces de aceptarse al completo. También, de evolucionar juntos. Con una pasmosa facilidad para suspender nuestra incredulidad, un ritmo endiablado que nos lleva de una capa a otra y momentos puramente macarras, Matrioshka se convierte por derecho propio en una novela corta redonda, de esas que aparentan sencillez por fuera pero que esconden mil diamantes dentro.

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