La guerra de Calibán, de James S. A. Corey

La guerra de Calibán
James S. A. Corey (Trad. de David Tejera Expósito) 
Nova 
Rústica / Digital | 640 páginas | 21,90€ / 7,99€



Buceando entre las opiniones y críticas de los lectores ante El despertar del leviatán he visto dos tipos: los que se mueren de ganas por seguir disfrutando de las aventuras a bordo de la Rocinante, y los que por contra, tuvieron suficiente con una dosis de James “Carapan” Holden. Bien, yo que me encuentro más en el primer grupo que en el segundo, y habiendo finalizado la lectura de este segundo volumen, estoy de acuerdo con otra de las afirmaciones que más se repiten: una vez te subes a la saga The Expanse, cada volumen va a más y mejor. Tras haber leído La guerra de Calibán, doy fe.

Parece que Ty Franck y Daniel Abraham han aprendido de alguno de sus errores, han pulido un poco más su planificación, y ofrecen una aventura palomitera continuista y debedora de su antecesora. La guerra de Calibán nos transporta hasta Ganímedes, donde una marine llamada Bobbie asiste a la aniquilación de su pelotón a manos de una extraña y mortífera criatura. En la Tierra, la subsecretaria del Estado Avasarala trata de evitar una guerra interplanetaria con Marte, mientras tiene un ojo echado a Venus, donde la protomolécula se ha instalado y amenaza a todo el Sistema Solar. Entre tanto, nuestro querido Holden y su tripulación trabajan para Fred Jhonson y la Alianza de Planetas Exteriores en búsqueda de la paz. Todo cambia cuando aceptan buscar a la hija desaparecida de un científico de Ganímedes.

Más de lo mismo

Para bien, o para mal, La guerra de Calibán vuelve a ser más de lo mismo. Más o menos. ¿Echabais de menos tener cierto elemento político tanto como yo en El despertar del leviatán? Buenas noticias, aquí tenéis tres tazas. Gracias al punto de vista de Avasarala, la novela nos mete en los intersticios y juegos sucios de poder que se cuecen entre las grandes potencias interplanetarias. Como un gran baile entre la Tierra, Marte y los Planetas Exteriores, donde todo sucede entre bambalinas. Algunos dicen que le quita el elemento trepidante característico del primer libro, sin embargo, las 600 y pico páginas siguen pidiendo ser pasadas a toda leche, una tras otra sin parar.

Ilustración de Dark Crayon

La guerra de Calibán resulta en conjunto una entrega mejorada respecto a su antecesora, más equilibrada gracias a los cuatro puntos de vista aportados, aunque menos interesante desde el punto de vista de la historia central. Los picos de intensidad y revelaciones de la historia son menores, pero el camino que recorre se plantea más interesante de cara al futuro (y más sabiendo un poco tras ver la serie de Tv). Alguno de sus hándicaps, como la planitud de sus personajes, empieza a verse reducido con el paso de las páginas, mientras otros, como Avasarala, ya entran pisando fuerte y conquistan cada corazón lector desde su primera intervención.

La ley de la tv: si una cosa funciona, no la cambies

A nadie le puede extrañar, y más tras leer las novelas, que los autores detrás de James S.A. Corey son unos excelentes guionistas e hijos adoptivos de George R. R. Martin. Las escenas y sus cortes, la jerga utilizada, y sobre todo, los diálogos entre personajes, están plasmados y pensados de tal forma que traspasarlos a la pequeña pantalla es casi una obligación. Es verdad que repiten estructuras, así como la obsesión por unir todas las líneas argumentales trazadas durante el libro, pero que pese al ritmo diferente, añaden en esta nueva entrega alguna nueva capa tanto a su universo como a sus personajes.

Como de la temporada uno a la temporada dos, el mundo de The Expanse empieza a ser más rico y grande. No es por nada, pero como dice Avasarala durante la novela, el espacio es más grande de lo que puede parecer. Comenzamos a ver cómo funciona la política y la sociedad terrícola mientras observamos pequeñas evoluciones de todos sus personajes principales, agradeciendo especialmente la introducción de Bobbie y Avasarala como nuevos puntos de vista. No podría decir lo mismo de Prax… pero ese es otro cantar. También su desarrollo espacial y la física, que empieza a trazar algunas explicaciones que, para alguien como yo que tiene nulos conocimientos científicos, suenan hasta plausibles.

Imagen de la serie de Tv

Falta clímax, falta destino

Al igual que con El despertar del leviatán, la novela termina en un futuro incierto. Puede que la trama principal de la novela quede más o menos cerrada, pero el cliffhanger para continuar la historia es tan brutal que te deja al lector con la inmediata necesidad de continuar. Es un final de temporada al más puro estilo The Walking Dead: por todo lo alto y demandando la imperiosa necesidad de saber más. Y es que en The Expanse el villano es hasta el momento algo desconocido, más allá de esos ‘villanos’ políticos de cartón piedra a los que se enfrentan en batallas repletas de maniobras militares que tanto recuerdan a la brillante Battlestar Galactica. De momento, el destino solo se atisba, se intuye, pero no sé da por sentado. No es por nada, pero aún faltan siete libros más…


Una segunda entrega entretenida, con mucho más politiqueo, alguna batalla pirotécnica menos y la inclusión de nuevos personajes que aportan nuevas perspectivas y matices a la saga. Un entretenimiento para pasar páginas sin parar. Veremos que tal la tercera entrega. En noviembre, visitaremos Las puerta de Abadón en nuestra lectura conjunta..

Otras reseñas de interés:

Dream of Elvex

Sagacomic

Zona Delta

Comentarios

  1. Hola, Mangrii:
    Yo ya sabes que me quedé a mitad del primer libro. A lo mejor en algún momento vuelvo a coger la saga, pero no creo...
    Besos.

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