Novela
Utopia Avenue, de
David Mitchell (2020, Sceptre): si alguien dudaba que Utopia Avenue iba
a ser mi lectura favorita de este 2020, estaba muy equivocado. Y es que cinco
años después, mi autor favorito volvió para darnos una novela, y por primera
vez lo he leído en su idioma original. Trata sobre el nacimiento y caída de una
banda ficticia con el mismo nombre a finales de los sesenta, en un Londres que
se posicionaba como burbuja creativa que nos lleva de viaje por conciertos
desde los bajos del Soho hasta festivales en los bosques de San Francisco, e
incluso un periplo por la bella Italia. Por el camino, Mitchell entreteje, más
que nunca, un montón de hilos e interconexiones con el resto de su corpus
narrativo que sorprenderá a más de uno de sus lectores.
Se vende mi alma (por no poder atender), de Sergio S. Morán (2020, Autopublicado): Al igual que
las películas de Los Vengadores, la tercera entrega de la detective Parabellum
gana enjundia y profundidad si el lector ha leído anteriores novelas. En esta
tercera entrega Parabellum nos lleva de nuevo en ruta por España, pero a pesar
de tener todos los mimbres habituales en las dos novelas anteriores de
Parabellum, Sergio ha subido el listón a nivel psicológico y gana muchos
enteros al poder comprender por qué Verónica se encuentra en dicha posición
nada más empezar la novela y cómo evoluciona conforme pasan las páginas.
Casa de Hojas, de
Mark Z. Danielewski (2020, Alpha Decay/Pálido Fuego): Si me habéis seguido por
redes estas ultimas semanas, sabréis hasta que nivel he disfrutado esta
experiencia lectora. Por qué sí, leer Casa de Hojas es más una
experiencia que otra cosa. Su peculiar maquetación, su forma de plantear la
historia, de llevarte y manejarte a su antojo y sin que te des cuenta. Casa de
hojas es un artefacto multisecuencial que desatoumatiza la lectura, provoca
sensaciones y sobre todo, se convierte en algo inolvidable. Próximamente, un
artículo-reseña largo (pero largo, largo) en el blog.
Novela Corta
Ojalá tú nunca, de Javier Miró (2020, Insólita):
Una de las consecuencias pandémicas fue el retraso en la publicación de muchas
novelas. Algunas, como esta, se postergaron durante meses y ni siquiera -por
desgracia- vieron la luz en papel. Por suerte, el digital salvo un poco su
salida. Y que suerte. Ojalá tú nunca es un libro complicado del que hablar,
sobre todo, por su estructura, que permite leerse en ambas direcciones sin
alterar el resultado, aunque si cambiando la eficiencia y eficacia de sus
revelaciones. Una ucronía que combina el thriller con elementos fantásticos de
lo más recomendable.
Ahí abajo, entre raíces y huesos, de Seanan McGuire (2018, Runas): Con el reciente anuncio de
Runas que que iban a continuar la publicación de la serie Wayward Children
de Seanan McGuire fui a mi pila y saqué la segunda entrega, que aún tenia
pendiente de leer. Que maravilla. Esta segunda entrega, un flashback
autoconclusivo de apenas 200 páginas que narra la historia de las gemelas Jack
y Jill que aparecieron en la primera entrega. Arrolladora por su estilo
elaborado, lírico y evocador que convierte la narración en puro cuento clásico;
juguetona con los clichés y elementos clásicos del cuento de terror; y
conquistadora de nuestras patatuelas con un dúo protagonista que se descubren a
sí mismas en un paraje tan inhóspito como los Paramos.
Las Mocedades de Rodrigo,
de Almijara Barbero Carvajal (2019, Cerbero): si alguna vez me dicen que voy a
leer una reconstrucción histórica de los hechos, pero guiadas por el espíritu
de la carcajada, sobre el Cid, no me lo creo. Pero ha sido en 2020. Las
mocedades de Rodrigo mueve los alfileres, coloca los personajes a su gusto,
añade etiquetas queer, pone un toque fantasioso, y reelabora tanto los
personajes que aparecen en la obra como sus actitudes. No es apta para todos
los paladares, pero si entras, te espera un rato muy divertido.
Cuento
El mago de la corte,
de Sarah Pinsker (Las escritoras de Urras): Si hubo un relato este año que
sabía de antemano que me iba a gustar sin haberlo leído, era El mago de la
corte. Y es que ese título ya despertaba algo en mi… que no se a ciencia
cierta describir. Nos cuenta la historia de un niño de la calle al que le
interesa la magia, pero que no sabe, para su desgracia, el alto coste que este
conlleva. Es una historia que nos hace ser consciente del coste de nuestras
ambiciones y nos deja pensando en si merece la pena el esfuerzo.
Imprescindible.
Como los últimos de mi vida,
de S. L. Huang (Matreon): Una de las grandes iniciativas surgidas este 2020 ha
sido sin duda el Matreon de Crononauta. Recibir cada mes un par de relatos,
entre algunos traducidos y otros de autoras nacionales, es una bendición. Y uno
de los que más disfrute fue Como los últimos de mi vida, galardonado con
el premio Hugo, que relata una historia inspirada en los trágicos sucesos de
Hiroshima y Nagasaki con un artículo de Roger Fisher y plantea un debate moral
de lo más interesante ¿vale una vida más que la de miles de personas?
La señora astronauta de Marte, de Mary Robinette Cowal (A la deriva del mar de las lluvias): la historia más tierna y emotiva que he leído este año ha sido la de la astronauta Elma York, una veterana astronauta, espera su última oportunidad para viajar al espacio mientras convive día a día con la enfermedad terminal de su marido, un ingeniero espacial. Imprescindible.
Cómic / manga
Beastars, de Paru
Itagaki (Milky Way Ediciones): De los cinco volúmenes publicados a lo largo de
este extraño año, y aunque todos tienen un nivel excepcional, hay sobre todo
dos que me causaron alto impacto. Y es que el volumen 11 marco un antes y después
en la serie, llegando al clímax total del primer arco y dando un giro de 180
grados a la relación y situación de algunos de sus personajes. Pero el culebrón
furro no se detiene nunca, y en el volumen 14 Paru volvió a volver loca
nuestras cabecitas, en un volumen que contaba con la vuelta estelar de Haru y
dos momentazos de alto impacto. Quedan ocho.
Historia del Universo Marvel, de Mark Waid y Javier Rodríguez (Panini cómic): Admito de
antemano que no soy un lector Marvel ni de grapas, pero no me pude resistir a este
pedazo miniserie. Mark Waid se propuso unificar toda la línea cronológica de
Marvel, y para ello, a modo de cuentacuentos el imponente Galactus le narra a
Franklin Richards desde el final del tiempo el increíble viaje cronológico por
la actual realidad del universo Marvel. Nada más y nada menos, que la titánica
labor de repasar toda la historia marvelita de forma espectacular gracias al
dibujo de Javier Rodríguez. Masterpiece!
Mirror, de Emma
Ríos y Hwei Lim (Astiberri): Si alguien me dice a principios de año que iba a
entrevistar a Emma Ríos en plena Hispacon, pues no me lo hubiera creído. Sin
embargo, así sucedió. Y para ello, me puse a la tarea pendiente con la autora y
descubrí un fascinante comic como fue Mirror. Diez números, divididos en dos
arcos argumentales, que componen toda una fabula ecologista que utiliza una
estructura fragmentada y episódica para retar al lector haciendo que él mismo
busque la respuesta. Fascinante.
Y ahora... ¡a por 2021!
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