Vampiros. Hombres lobo. Científicos locos. Una luna roja cuyo cruel ojo te observa. Bienvenides a los Páramos. O eso pensaron las gemelas Jack y Jill ¿os suenan? Es probable. Si habéis leído Cada corazón, un umbral, habéis conocido a las gemelas en sus turbios diecisiete años durante su estancia en la Residencia para niños descarriados de Eleanor West ¿Querías conocer su historia? Muy bien, aquí está, en Ahí abajo, entre raíces y huesos, un flashback autoconclusivo de apenas 200 páginas que narra la historia de como dos hijas perfectas, modeladas según los deseos de sus padres, bajaron por unas escaleras a los doce años que les cambiaron la vida para siempre.
Primera baza ganadora: el
estilo
A quién no le guste un cuento
bien narrado, que tire la primera piedra. Seanan McGuire se pone el
sombrero de contadora de historias, moja su pluma en tinta dorada y deslumbra
al lector con una segunda entrega para la serie de novelas cortas Wayward Children de estilo más elaborado, lírico y evocador que convierte la
narración en puro cuento clásico. Es el tono, la energía de cada oración, lo que
resuena como un cuentacuentos al borde de la chimenea en una fría noche
invernal. También, esos momentos en el que la propia narración rompe la cuarta
pared y donde la novela te habla directamente.
Segunda baza ganadora: el
juego de clichés
Ahí abajo, entre raíces y
huesos es una historia más sólida que su predecesora. También, más oscura,
florida y tenebrosa. McGuire consigue retorcer los elementos clásicos del
cuento de terror y jugar con ellos. Un vampiro, una muchedumbre, un científico
loco,… se dan cita en un relato que bebe del cuento fantástico infantil, pero
sin caer en el exceso ni la sobreexplicación. Usa estos clichés para
conectar con el lector, mostrarle las cosas que conoce y usarlas como contexto base
para su historia. Sin embargo, luego juega con ellos para ofrecer un relato totalmente
ajeno a lo convencional. Mitos, leyendas y monstruos son revisados y
reconstruidos por McGuire, enraizando un poco más este pequeño universo de mil
universos que está creando.
Tercera baza ganadora: los
personajes
Como decía al principio, Ahí abajo, entre raíces y huesos nos cuenta la historia las gemelas Jacqueline y Jillian que ya conocemos en Cada corazón, un umbral. Ellas dos, motor y centro total de la historia, son el último de los tres puntales fuertes de la novela. Ambas, encadenadas a una educación y expectativas paternas dictadas por los roles de género, sirven de ejemplo para mostrar como dos niñas han conseguido descubrirse a si mismas y a su gemela en un lugar tan adverso como pueden ser los tenebrosos Páramos. Sin embargo, las cicatrices del pasado siempre perduran, como ambas denotan durante la historia, aunque el cambio de niña a adolescente sea tan palpable como el brusco final de la novela.
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