Persiguiendo a Marinus: de interconexiones y otras movidas en el Mitchellverse


No es la primera vez que me leéis o escucháis hablar de David Mitchell, y está claro que tampoco será la última. También sobre que su obra esta conectada entre sí, aunque no se considere una saga de libros al uso. Sin embargo, tras una relectura de varios de sus libros y relatos, en mi mente no podía paraba de bullir la idea de analizar y explicar un poco más a fondo para todos los que preguntáis como esta todo conectado. Porqué la construcción del Mitchellverse, o de su llamada Übernovel, es un meta-proyecto en curso de carácter expansivo que con cada nueva adicción se rehace una y otra vez. Las novelas de Mitchell ofrecen un vistazo a niveles microscópicos y macroscópicos de la realidad mientras mantienen un velo sobrenatural que la rodea, y citando a la doctora Rose Harris-Birtill, funcionan como un mándala: son diseños intrincados que operan de forma individual, pero cuando se superponen uno sobre otro, crean un fascinante nuevo vistazo.

Relojes de hueso, el libro que lo cambio todo
Relojes de hueso llegaba a las librerías en 2014 como la nueva novela de David Mitchell. La narración central tiene a un personaje llamado Holly Sykes, comenzando en 1984 y terminando en 2043. Es la historia de la vida de una mujer contada de forma oblicua por otros personajes a medida que la conocen a lo largo de 60 años, confluyendo hacia una batalla épica entre el bien y el mal. Mitchell salta característicamente a través de seis mundos diferentes, cruzando décadas tan fácilmente como lo hizo en El atlas de las nubes, lanzando novellas que funcionan como un rompecabezas. De repente, estamos en 1991, en los círculos privilegiados de un estudiante de Cambridge demasiado inteligente. Luego, con un corresponsal de guerra adicto a la adrenalina en Irak de 2004; después en una gira mundial de libros en 2015 con un novelista en decadencia; luego dentro de la mente de un psiquiatra clínico afrocanadiense en el año 2025, y para terminar, en un desierto nuclear en 2043 después de una avalancha de virus y desastres naturales. Relojes de hueso fue el libro que cambió y configuró todo en el Mitchellverse, pero no el que inició el camino.

Ilustración de cubierta original

El texto interconectado de Mitchell se remonta a su primera novela, Escritos fantasmas. Ella, en si misma, ya era un pequeño juego hilado de referencias concatenadas que nos llevaban de una historia a la siguiente. Una especie de Mitchellverse en miniatura, de modelo de prueba podríamos decir. Las siguientes novelas fueron repitiendo apellidos o marcas, suponiendo una especie de pequeño entretenimiento de recurrencias para el lector habitual del autor. Los dos gatos que deambulan por (casi) todos sus libros, uno negro y otro gris luna, la marca de whisky Kilmagoon, el apellido Silverwind y Penghalion, la presencia del Spyglass Magazine o el personaje de Crispin Hershey. Todo referencias inocuas, divertidas y que como las pistas de Taylor Swift desde su primer álbum, solo parecían un guiño al seguidor de su obra. Sin embargo, eran mucho más, y Relojes de hueso lo puso todo patas arriba. Aquí tenemos a nuestra piedra angular del Mitchellverse.

La novela, en su quinta sección situada en el año 2025, trata sobre el enfrentamiento entre dos grupos de seres inmortales: Horólogos (digamos que los buenos) y Anacoretas (digamos que los malos). Los relojeros, un grupo de horólogos que no saben – o no sabemos- por qué son inmortales; solo que 49 días después de su muerte despiertan de forma natural en un cuerpo cuya antigua alma acaba de partir. Lo vemos también en el relato What you do know you want (2004, McSweeney's Enchanted Chamber of Astonishing Stories), donde se describe este proceso de reencarnación en el que las almas se alojan en hojas de tilo que bordean el río Ganges en Varanasi durante 49 días antes de volver. Sin embargo, los Anacoretas saben exactamente por qué son inmortales: cazan niños con almas especialmente psicopotentes. Los atraen a una capilla misteriosa mediante la persuasión y los decantan, como si fueran unos sumilleres del infierno. Su meta es usar esa alma robada y devorarla como carnívoros (una de las formas que los mencionan) para vivir eternamente. La misión de los relojeros es, como no podría ser de otra manera, detenerlos. 

Desde Escritos fantasma tenemos conciencia de que en las novelas de Mitchell pululan seres inmortales. El Noncorporum y Arupadhatu son seres incorpóreos capaces de transmigrar de un cuerpo a otro, habitando las mentes conscientes de otros seres. Aluden a que existen otros 8 como ellos, aunque puede haber más. En Relojes de hueso, Esther Little, Xi Lo y varios otros horólogos pueden transferir sus conciencias de un cuerpo a otro para vivir indefinidamente y forman parte de una facción supuestamente benigna, los relojeros. Norah y Jonah Grayer, a los que conocemos en La casa del callejón, dominan la transmigración, el arte de trasladar sus almas al cuerpo de otras personas y usan la persuasión para controlar esos cuerpos durante el tiempo que necesitan antes de devorarlos. Jasper de Zoet, en Utopia Avenue, menciona haber conocido a un alma incorpórea a la que llama el mongol -que es muy probable que sea el Noncorporum de Escritos fantasma- y debe librarse de Toc Toc, un anacoreta que quiere hacerse con el control de su cuerpo. Los anacoretas (los malos), sin embargo, son seguidores del Camino Sombrío, y su supervivencia se basa en decantar y devorar almas con alto psicovoltaje en la Capilla del Crepúsculo para así alcanzar la inmortalidad temporal. Los horólogos mencionan que hay cientos de comedores de almas en todo el mundo, pero solo doce miembros de la Capilla que trabajan juntos. Y, en ese centro de todo, en esa misión, siempre tenemos ese apellido: Marinus.

Ilustración de Luis Vázquez

Buscando a Marinus
Marinus es una de las claves para seguir la macro-trama que propone el Mitchellverse, y perseguirlo, se ha convertido en la principal tarea para desentrañar el futuro de las novelas de Mitchell. Tal como Hoid en el Cosmere, pero quizás, con menos relevancia absoluta. En el mismo El atlas de las nubes se alude a una sola alma que se reencarna una y otra vez en los cuerpos de algunos de los personajes principales, incluidos Adam Ewing, Robert Frobisher, Luisa Rey, Timothy Cavendish, Sonmi-451 y Merónima. Sin embargo, no sabemos el nombre de esa alma. Marinus es un inmortal casi involuntario, un ser humano como el resto de nosotros, sin superpoderes evidentes, pero que despierta en el cuerpo de un niño moribundo, un nuevo huésped, 49 días después de morir. Lo conocimos por primera vez en la novela Mil Otoños, pero nadie podía intuir lo que David Mitchell tenía planeado para él.

Más de una vez el propio Mitchell ha afirmado que tiene un cuaderno con la lista de todas las vidas que ha encarnado Marinus, desde su origen en San Marino hasta la última versión que podamos leer. Es más, una de las pistas de todo esto, sin que la supiéramos ver entre líneas en su momento, se la dice el propio Dr. Marinus a Jacob de Zoet en la parte final de Mil Otoños: Soy indestructible (...) Me despertaré mañana, después de unos meses, y empezaré todo de nuevo. Pero, ¿Quién podía esperar arrancarse a leer las primeras páginas de Relojes de hueso y encontrarse, de nuevo, con un tal Dr. Marinus que cura a Holly de unas voces que escucha en su cabeza cuando era niña? Sorpresa, aquí hay mucho más que una simple recurrencia o guiño. Mitchell ha escogido un guía en este camino trazado por su übernovel y Relojes de hueso es la semilla que necesitamos para conectarlo todo.

Marinus es uno de sus protagonistas, y a su historia, aún le queda -por lo menos- un capítulo más. Espero que una donde sea protagonista, aunque Xi Lo sea el fundador de los relojeros y Esther Little una de las más antiguas. ¿Cómo llego Marinus ahí? Lo hemos conocido en Mil Otoños, como el médico amigo de Jacob de Zoet en Deshima; hemos desvelado el meollo de la guerrilla que lo rodea en la batalla cósmica de Relojes de hueso, se ha ganado un enemigo mortal en La casa del callejón con Norah Grayer y lo tenemos de nuevo, haciendo de las suyas, cuando ayuda a Jasper de Zoet a luchar contra un carnívoro de almas en la parte fantástica de Utopia Avenue. David Mitchell ha convertido a Marinus en un personaje principal de la Übernovel, planificando sus apariciones hacia delante (aunque cronológicamente alteradas) desde hace bastante tiempo. Las novelas de Mitchell comparten pasado, futuro, eventos, problemas, causas y consecuencias, pero cada nueva adicción hace que nuestra comprensión de las anteriores también cambie de forma inesperada. Y Marinus, esta metido hasta el fondo en todas ellas.

Concept art de la Nave Presciente en El Atlas de las nubes (2012)

El oscurecimiento, el apocalipsis y los Prescientes
Uno de los aspectos de las dos novelas del Mitchellverse que podemos tomar como principales nos cuentan como es la posible destrucción de la humanidad. En Escritos Fantasmas, el Zoólogo asegura evitar la Tercera Guerra Mundial al interferir con los sistemas de defensa antimisiles, pero alude a la posible destrucción de la humanidad por la guerra, el cambio climático o el impacto en la Tierra por parte del cometa Aloysius. Relojes de hueso nos muestra, en su última sección, una serie de cambios climáticos importantes en las principales ciudades que conducen al Oscurecimiento, la perdida de energía e Internet en todo el mundo. Lo mismo que vemos en la historia corta The Siphoners (2011, I'm With the Bears: Short Stories from a Damaged Planet), donde Avril Bredon y Bruno Thoms viven en 2033, en un mundo devastado por el cambio climático que lleva ocho años sin electricidad ni internet.

Sin embargo, sabemos gracias a El cruce de Sloosha y toda la vaina, la sexta historia y el centro de El atlas de las nubes, que un pequeño grupo de humanos tecnológicamente avanzados conocidos como Prescientes viajan por los océanos ayudando a las tribus de humanos más primitivos. También en Relojes de Hueso se menciona a otro grupo de científicos con sede en Islandia después del Oscurecimiento, que casualmente parecen horólogos y viajan preservando las innovaciones tecnológicas así como rescatando a sus compatriotas islandeses. Probablemente en el futuro sabremos más de estos Prescientes (o eso quiero pensar yo) y su papel en esta guerra cósmica interminable, pero hasta ahora, parecen un punto de cambio y una ayuda humanitaria dentro del predicho apocalipsis. Sin embargo, esta claro que el mundo de Mitchell se vuelve (casi) inhabitable en algún momento y que los seres humanos deben cambiar para poder adaptarse. ¿Qué provocó el Oscurecimiento? ¿Tiene algo que ver la guerra eterna? ¿Es culpa de horólogos y anacoretas o solo de la propia humanidad? ¿Estará Marinus, una vez más, por ahí metido?

Ilustración de la edición USA

La metaficción sin restricciones
Si hay una norma que rige todas las obras que escribe David Mitchell es que no existen restricciones. La otra es que en cada novela se lee de manera totalmente independiente, pero el conocimiento del Mitchellverse eleva las cotas emocionales y conceptuales que el lector ocasional nunca podrá alcanzar. Lo mismo que con las películas de Marvel, que funcionan por si solas, pero el impacto emocional de Vengadores es mayor si se ha visto todo lo anterior. Por que si uno ha leído Mil Otoños, interpreta tras leer Relojes de hueso que el culto cuyos miembros creen que comer niños recién nacidos los hará inmortales no son más que anacoretas/carnívoros. O en Utopia Avenue, cuando comprendemos que la lucha psíquica que mantiene Jasper de Zoet -descendiente del Jacob de Zoet de Mil Otoños- con Toc Toc, un anacoreta llamado Enomoto, es el atemporal Lord Abad Enomoto del Monte Shiranui en su cabeza. Toda la mitología de los horólogos, en particular, le ha dado a Mitchell un medio para conectar personajes durante miles de años, así como infinitas posibilidades para futuras incorporaciones a su mundo en constante expansión.

El peligro siempre es ¿y si alguien no leyó las otras novelas? Una novela no puede depender de otra, eso esta claro. Sin embargo, los personajes retornados le permiten dar forma a las trayectorias de cada uno, y al lector, un sentimiento diferente cuando lo vuelve a ver sobre la página. Por ejemplo, en El bosque del cisne negro vuelve Madame Crommelynck, personaje secundario de las sección Cartas desde Zedelghem de El atlas de las nubes. Sirve como mentora artística de Jason Taylor y le permite resolver los sentimientos de culpa por el suicidio de Robert Frobisher cinco décadas atrás. Lo mismo pasa con Luisa Rey, que vuelve en Utopia Avenue tras su final en Vidas a medias: El primer misterio de Luisa Rey de El atlas de las nubes, resolviendo además uno de los misterios del libro anterior. Los viejos personajes entran en los libros nuevos con toda su historia de fondo y todo nuestro afecto si somos lectores del Mitchellverse. Son casi como amigos que damos por perdidos o llevamos años sin ver y que de repente, aparecen en nuestra puerta. 

Las novelas de Mitchell también funcionan como narraciones independientes sobre entornos con ciertos limites, como ese diario de Jason Taylor en El cisne del bosque negro. Sin embargo, parece disfrutar de sacar a sus personajes de la cámara criogénica y sembrarlos por todas sus novelas, o de dejar apellidos que nos hagan los ojos chiribitas. Es una forma deliberada y efectiva de reforzar las ideas con las que juega y expone su ficción. Es el proyecto de creación de un mundo enorme y ambicioso, sin tener que hacer un contrato con el lector de seguir una eterna saga de libros ni adherirse siempre a una temática similar. El pacto de frontera real y fantástica esta siempre presente. Cada libro esta sumando algo nuevo, cogiendo personajes cuyas trayectorias han sido radicalmente alteradas y cogiendo alguno de los conceptos y planteados. Los personajes con asuntos pendientes son las piezas en el tablero de juego de una guerra cósmica entre seres inmortales que todavía no ha concluido. Tal vez en su próximo gran libro, o tal vez en el siguiente. ¿Veremos alguna vez como empezó todo? ¿y como termina? ¿Conseguirá Marinus y el grupo de horólogos detenerlos o será una guerra sin fin? ¿Conoceremos alguna vez la historia de Xi Lo, el primer atemporal natural? ¿Hay algún personaje que ya conocemos y pueda aparecer reencarnado?¿Se manifestarán más seres inmortales en otras facciones? ¿Y otras semillas, como la de Lord Abad Enomoto? La verdad, no lo sé, pero me muero de ganas por descubrirlo.

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