Si hace unos días subía la tradicional entrada anticipando más de 50 títulos que se avecinan en las librerías para los próximos meses de 2025, no puede faltar tampoco la tradicional entrada de lo mejor que he leído durante el 2024. Un año que, en lo personal, ha sido bastante horrible por diferentes motivos; pero que en lo profesional, no puedo tener queja alguna. Haciendo un repaso grosso modo: el artículo sobre literatura ergódica que tanto gusto y concluía unos cuantos meses de recabar información, presentar en el Celsius a mi amada Elaine Vilar, Travis Baldree o Laura Fernández, un artículo en la revista Locus sobre el género fantástico en español, entrevistar a Christopher Paolini para la Windumanoth, una mesa en el festival 42 con tres grandes autoras como Catriona Ward, Lisa Tuttle y Bernice Murphy para hablar sobre terror, y quizá, como colofón (de lo que puedo contar), la primera vez que este blog aparece como nominado a mejor sitio web en los Ignotus.
Y ahora, vamos al tomate, que (ya lo sé) es lo que os interesa. Dice Goodreads, donde anoto (casi) todo, que este año han sido 120 libros y más de 30.000 páginas leídas. Una barbaridad, si me preguntan, no tengo esa sensación al respecto. Pero sí, es verdad, que tengo mucho donde escoger cuando me he puesto a pensar, porque ahora soy consciente de que he leído durante el año unas cuantas cosas que verdaderamente me han fascinado. Así que, sin orden ni concierto (ya bastante tengo con escoger), aquí van mis DIEZ (sin contar relecturas) mejores lecturas de este 2024:
Si en Chamanes eléctricos en la fiesta del sol hablaba de que algo comenzó antes de que el libro saliera a la venta, otro tanto parecido sucede con Los escorpiones de Sara Barquinero. Sin embargo, en vez de ser un palpitó, fue más una frase: novela de novelas. Ah… lo que me pierde a mi algo como eso. Ochocientas y pico páginas de teorías de la conspiración, suicidios extraños, creepypastas, videojuegos malditos, deep web y nihilismo. Los escorpiones es una novela ambiciosa como pocas que recorre un largo, emocionante y perturbador viaje que permite al lector explorar la realidad actual, sobre todo si es nacido en los noventas. Es, también, una novela de novelas, como decía la sinopsis, que hace convivir varias novelas cortas a la vez que forman parte de un todo, aunque son más o menos aisladas, al puro estilo David Mitchell. Y es, sobre todo, el retrato de una generación, que vive con angustia vital, que buscan sentir que su existencia tiene (más de) un sentido.
Y ahora, vamos al tomate, que (ya lo sé) es lo que os interesa. Dice Goodreads, donde anoto (casi) todo, que este año han sido 120 libros y más de 30.000 páginas leídas. Una barbaridad, si me preguntan, no tengo esa sensación al respecto. Pero sí, es verdad, que tengo mucho donde escoger cuando me he puesto a pensar, porque ahora soy consciente de que he leído durante el año unas cuantas cosas que verdaderamente me han fascinado. Así que, sin orden ni concierto (ya bastante tengo con escoger), aquí van mis DIEZ (sin contar relecturas) mejores lecturas de este 2024:
Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, de Mónica Ojeda
Lo de Chamanes eléctricos en la fiesta del sol fue algo que comenzó antes incluso de que el libro saliera a la venta. Estaba hipnotizado. El libro me llamaba, como en un alarido desde el interior de mis vísceras que me decía: esto es para ti. Por una vez, ellas (las vísceras) tenían razón. Y es que la novela de Mónica Ojeda tocó en lo más hondo de mi ser, me miró en el espejo —el del abandono emocional, el de buscarse, el de perderse— y escaló esa subida a los volcanes junto a su coro de voces particular. Un extraño magnetismo, que ondula y fusiona la tradición oral y el horror de una geografía repleta de leyendas y mitos ancestrales, donde lo sobrenatural, lo lisérgico y lo real se dan la mano en un hechizo telúrico y apocalíptico irrevocable.La apelación, de Janice Hallet
La considerada la nueva Agatha Christie del s.XXI llego a mi vida gracias a un regalo. Eso sí, una vez que entró, se ha quedado para siempre. Pero, si tengo que escoger entre los tres que llevo leídos este año de Janice Hallet, me quedo sin dudarlo un instante con La apelación. Lockwood y The Fairway Players entraron como un huracán en mis lecturas y me volví un fanático casi al instante. Su estructura, que recordemos una vez más, compuesta de correos electrónicos, conversaciones de chat y muchos documentos más, generan en el lector una especie de efecto voyeur del que no podemos despegar la mirada. Los escorpiones, de Sara Barquinero
Si en Chamanes eléctricos en la fiesta del sol hablaba de que algo comenzó antes de que el libro saliera a la venta, otro tanto parecido sucede con Los escorpiones de Sara Barquinero. Sin embargo, en vez de ser un palpitó, fue más una frase: novela de novelas. Ah… lo que me pierde a mi algo como eso. Ochocientas y pico páginas de teorías de la conspiración, suicidios extraños, creepypastas, videojuegos malditos, deep web y nihilismo. Los escorpiones es una novela ambiciosa como pocas que recorre un largo, emocionante y perturbador viaje que permite al lector explorar la realidad actual, sobre todo si es nacido en los noventas. Es, también, una novela de novelas, como decía la sinopsis, que hace convivir varias novelas cortas a la vez que forman parte de un todo, aunque son más o menos aisladas, al puro estilo David Mitchell. Y es, sobre todo, el retrato de una generación, que vive con angustia vital, que buscan sentir que su existencia tiene (más de) un sentido.
El cielo de la selva, de Elaine Vilar Madruga
Que a estas alturas yo hable de Elaine Vilar es casi como un loro que repite la misma frase. Llevo leyendo (y apoyando) a Elaine desde que leí un relato corto suyo de hace unos años, pero de verdad que El cielo de la selva es algo totalmente diferente y arrollador. Decir que es una de las voces más importantes e interesantes de la actualidad latinoamericana no es más que una banalidad, dado que es la pura realidad. A camino entre cuento gótico y terror caribeño, esta historia situada en la selva es un delirio de realidad, un lugar donde el abismo a lo sangriento está cerca y las texturas de la selva, la peligrosa selva, son palpables en cada instante. Aquí Elaine hace gala de sus temas habituales —maternidad(es), clase social, violencia— y lo retuerce hasta el fondo, hasta lo hondo del pecho, hasta la desesperanza de un ciclo sin fin como la vida misma. El cielo de la selva duele, duele mucho, pero es tan necesario, tan bueno, que hay que leerlo.La bahía del espejo, de Catriona Ward
Sí, ya se que todos aman a Catriona Ward. Sí, ya se que todos se quedaron fascinados con La casa al final de Needle Street. Sin embargo, para servidor, no fue el caso. Quizá llegué —demasiado— tarde a ella, tras escuchar y leer a otros hablar —demasiado— del libro. No lo sé. Sin embargo… La bahía del espejo me reconcilió por completo con Catriona. Qué libro. Es muy difícil de describir lo que uno siente leyendo la historia de Wilder y sus amigos. Líneas de tiempo desdibujadas, casi borradas y cruzadas a varios niveles. Personajes con múltiples versiones de sí mismos en diferentes libros y niveles de ficción. La bahía del espejo es un entramado de recuerdos poco confiables, de historias dentro de historias, y de libros dentro de libros que te manipulan hasta la última vuelta de hoja. Y todas funcionan, hasta el final, para hacerte gritar un gran ¡QUÉ CARAJO! y volver hacia atrás para (re)construir todo lo ocurrido.
La península de las casas vacías, de David Uclés
El libro (y revelación) del año para muchos —a lo que obviamente me sumo— es una de las lecturas más fascinantes que he leído este 2024. ¿Puede la Guerra Civil española contarse en una única ficción desde la perspectiva de una única familia? Ya te digo yo que sí, por que eso es La península de las casas vacías. Embriagada por una (alta) dosis de realismo mágico, David nos lleva por todos los episodios, bandos y personajes de una parte de nuestra historia, reimaginada de una forma que a veces parece tan real como la vida misma. He aquí, en este volumen de más de setecientas páginas, la vida (y muerte) de la familia Ardolento entre 1936 y 1939 en una (re)imaginada Iberia. He aquí, uno de los libros del año que no te puedes perder.Los últimos jinetes de dragón de Bowbazar, de Indra Das
Menos de doscientas páginas le hicieron falta a Indra Das para coger mi corazón y guardárselo para siempre. La últimos jinetes de dragón de Bowbazar resuena con la importancia de las historias, las que leemos —como las que menciona de J. R. R. Tolkien, Anne McCaffrey o Ursula K. Le Guin en el propio libro— las que nos cuentan, y sobre todo, las que nos contamos a nosotros mismos. Es un libro precioso, de transición a la edad adulta, donde pese a los dragones que tiene y promete no hay una aventura deslumbrante ni épica a gran escala, sino (solo) un niño solitario que intenta comprender quién es mientras el pasado de sus padres se cierra para siempre. Y, como buena historia de crecimiento —aunque siempre estamos creciendo ¿no?— todo llega a su fin, dejando el resto de la historia para nosotros con una sensación satisfactoria y una sonrisa en nuestra cara.Al final de la oscuridad, de Sequoia Nagamatsu
Una de esas novelas que llevaba un tiempo esperando a que fueran publicadas en español era Al final de la oscuridad, de Sequoia Nagamatsu. La promesa de una novela de pequeñas historias interconectadas en el tiempo, como siempre, me tenía en vilo. Lo que no esperaba, por supuesto, era la montaña rusa emocional de sus historias. Un entramado interconectado por varias generaciones durante los años y décadas posteriores a una pandemia mundial, retratando sus efectos de forma lineal como nadie había hecho hasta ahora. Todo ello construye una compleja matriz de fichas interconectadas, con líneas que nunca se tocan entre sí, nunca convergen por completo, pero que están construidas a través de puentes entre ellas, se dan luz unas a otras y van más allá de simples instantáneas en el tiempo. Un (dura) delicia de lectura, con historias realmente apasionantes. Solo por leer La ciudad de la risa, ya merece la pena.Limítrofes, de Cristina Jurado
Mi relación con Limítrofes de Cristina Jurado es bastante curiosa. Primero, por que soy uno de esos que se enamoró del relato Limítrofes cuando lo leyó hace cuatro en la antología Obscura. Segunda, por que tuve el privilegio de poder ser lector de las primeras fases de la novela y ayudar, de alguna manera, a Cristina. Y tercero, porque Cristina ha conseguido llevar el terreno de los superhéroes a un nuevo lugar cuando eso parece casi misión imposible. Una novela caleidoscópica, cuyo meollo es lo traumático que puede llegar a ser tener superpoderes, compuesta por un complejo de fragmentos, de saltos temporales entre capítulos y narradores que ofrece información continuamente deslavazada para el lector. Al final todo es una especie de combinado explosivo de reflejos, de trozos de espejos que se miran, de laberintos de historias que confluyen en torno a la Madriguera, un curioso lugar que te invito a descubrir por ti mismo.Viento y verdad, de Brandon Sanderson
El fin de una era. Roshar nunca será lo mismo, ni nosotros tampoco. El quinto libro de El archivo de las Tormentas (reseña en las próximas semanas) llegó este diciembre y como tal, supuso todo un evento en la comunidad del Cosmere. Es una verdadera maravilla que Nova (y Manu Viciano) nos dejen vivir el fenómeno casi de manera simultánea a su publicación en inglés. Esta quinta entrega, que finaliza el primera arco de la decalogía, es probablemente el libro más maduro en algunos aspectos (su estructura de cuenta atrás me funciona muy bien) pero también el que cae en algunos de los mismos peros que sus dos últimos (tramas recicladas y exceso narrativo). Sin embargo, más que perdonarlo, es que una vez dentro de la inmensidad de El archivo de las tormentas uno queda abrumado, satisfecho y emocionado no solo por los giros y la sorpresas que ofrece Viento y verdad, si no por todo lo que (parece) falta por venir. El archivo de las tormentas sigue siendo la saga para la posteridad de Brandon Sanderson, y se nota.
Un año repleto de geniales lecturas de las que nos resaltas 10 de 120, ¡wow!
ResponderEliminar"La últimos jinetes de dragón de Bowbazar" me está haciendo ojitos, así que me la apunto, y justo ahora estoy leyendo "Viento y verdad"; espero que para cuando llegue tu reseña, haberlo leído también.
Asimismo, me alegro de que haya sido un buen año profesionalmente y espero que el año que acaba de empezar mejore respecto a lo personal.
¡Feliz 2025, Dani!
Un besazo enorme