La bahía del espejo, de Catriona Ward

La bahía del espejo
Catriona Ward (trad. de Cristina Macía)
Runas
Rústica / digital | 328 páginas | 21,95€ / 11,99€



Uno de los nombres más reconocidos — al menos en España— del panorama de terror internacional es el de Catriona Ward. Cada nuevo libro que nos llega se celebra como un evento mismo en la comunidad del fantástico. Sin embargo, servidor tras el teclado, reconozco (como hice en la reseña) que La casa al final de Needles Street nunca fue un libro que llegó a conquistarme del todo. Quizá llegué —demasiado— tarde a ella, tras escuchar y leer a otros hablar —demasiado— del libro. Quizá. Fíjate lo que supone una experiencia de lectura, que aún atrayéndome sus premisas y animándome algunos comentarios, sus libros se iban quedando en mi pila de forma inexorable. Cosas de la vida, haber entrado este año a formar parte de la Academia de los Premios Kelvin 505 (gracias eternas Cristina, Diego y Jorge Iván) La bahía del espejo subió a lo alto de la pila como una de las cuatro nominadas a mejor novela traducida al castellano y publicada por primera vez en España en 2023. Nunca agradeceré lo suficiente a quién la haya nominado. La bahía del espejo será una de mis novelas favoritas este año, no tengo pruebas (bueno sí, algunas) pero tampoco dudas.

Un par de veranos en la bahía del Silbador
1989. Un joven solitario llamado Wilder hace sus primeros amigos (Nathaniel y Harper) reales mientras su familia pasa el verano en la costa de Maine, en la casa de su tío que murió hace relativamente poco tiempo. Una leyenda local de la bahía del Silbador, la del Hombre del Puñal, quien supuestamente toma fotografías Polaroid amenazantes de los niños mientras duermen, será la obsesión que hará que sus vínculos se estrechen. Sin embargo, cuando el trío hace un descubrimiento espantoso en una cueva frente al mar, la leyenda es algo más turbio y tenebroso de lo que se esperaba. Un descubrimiento y suceso que marcará la vida de Wilder y sus dos amigos. O al menos, eso nos cuentan sus memorias inéditas, que es lo que empezamos a leer. Unas consecuencias, que incluso años después, cuando Wilder decide regresar, siguen teniendo eco en el presente. Su relato no es tan sencillo como parece, y los verdaderos horrores de esta historia, aguardan después. 

Cubierta de la edición en inglés

Libros dentro de libros
Líneas de tiempo desdibujadas, casi borradas y cruzadas a varios niveles. Personajes con múltiples versiones de sí mismos en diferentes libros y niveles de ficción. La bahía del espejo es un entramado de recuerdos poco confiables, de historias dentro de historias, y de libros dentro de libros que te manipulan hasta la última vuelta de hoja. La tensión, llevada a cabo por Catriona a través de una sensación irreal de no saber — ni estar seguro—  del todo que historia estás leyendo. Por que el terror no necesita de monstruos terroríficos ni de violentos asesinatos, si no solo de elementos que consigan causarnos pavor. Que nos pongan la piel de gallina. Y La bahía del espejo lo consigue por otros medios, indagando en aspectos psicológicos del horror en vez sumergirnos en un festival de sangre y violencia gratuitas. Es una historia sobre la mayoría de edad, pero también es un misterio de asesinato. Es una trágica historia de amor, pero también es una historia de traición y perdón. Las revelaciones son lentas, las capas de metaficción y los juegos mentales intencionales actúan de forma perpetua y nada, pero nada — te lo juro—  es lo que parece.

Banner promocional en inglés del libro
Entre ficción y memoria
Sinceramente, La bahía del espejo no es un libro que recomendaría a nadie a la ligera, dado que es una novela tremendamente arriesgada y explota cerebros. También, una de la que es complicada hablar sin estropear la lectura. Catriona juega de nuevo con elementos reconocibles como familias opresivas y asesinos en serie para subvertirlos sin miramientos. Los giros y las revelaciones se ajustan y reajustan con el mundo y ritmo de la novela manteniéndonos tensos y atentos durante la lectura para intentar encontrar la trampa. Por qué siendo Catriona Ward, ya sabes que alguna trampa tiene que haber, pero lo dificil, sobre todo en La bahía del espejo, es verla(s) venir. Puedes ir descifrando lo que ocurre a cada paso que damos con Wilder y el resto de personajes, pero (casi) nunca estas preparado para lo siguiente. 

El libro tiene demasiadas capas y necesita de lectores que se cuestionen todo durante toda la lectura, que tengan la intención de explorar entre los hechos y la ficción de lo narrado. No es un libro de entretenimiento ni pasapáginas, si no que requiere su tiempo de poso y rumiación. La línea entre la ficción y la memoria aquí es compleja, casi imposible de definir y realmente fascinante de entrever. Es, al final, un libro acerca de que las historias nunca mueren y siempre permanecen con nosotros. La bahía del espejo es complicado en su forma, conmovedor en su contenido y contiene una serie de giros que parece interminable. Y es, por supuesto, una historia de terror, pero de las que asustan. Porque el horror, lo más terrorífico, el verdadero miedo, es eso que tenemos más cercano y que estamos viviendo: cuando la realidad no es tan diferente de la ficción.

Comentarios

  1. Hola. Ya sabes que yo intenté adentrarme en este libro, pero no pude.
    Me encanta que te haya gustado tanto, de verdad. A ver qué pasa en los Kelvin 🥰

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  2. Simplemente fantástica, qué maravilla cuando un libro te puede sorprender ¡y de qué manera!

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  3. Creo que seré de las que no se acerquen por el género, pero qué bien la pones, dan ganas de lanzarse a ella de cabeza. :)
    Un saludo.

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  4. Empecé a leer otra de sus novelas, La casa al final... y no la acabé, me resultó demasiado desagradable. No sé, me da la sensación de que esta autora no es para mí.
    Un beso, Mangrii, y gracias por la recomendación.

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