Desde el mítico Harry Dresden,
pasando por la genial Parabellum o la elocuente Marla Manson, las novelas
detectivescas de fantasía urbana son un género en si mismo repleto de cierto
encanto. Habitualmente, plagadas de cierto humor negro y picaresco, así como de
una acción desenfrenada, nos contagian con su aire de misterio y nos atrapan en curiosas investigaciones por
las zonas más oscuras y mágicas de la ciudad. Fetch Phillips, no difiere mucho
de los anteriormente citados. Un detective privado, amargado en vida, y alcohólico
hasta decir basta, lleva puesta una máscara de cinismo de forma permanente y tiene muchos demonios
interiores que extirpar.
Su oficina esta en Sunder City,
uno de los recodos del mundo donde las criaturas sobreviven. Una de las ciudades
donde tras la Coda, el momento en que la magia desapareció y el mundo cambio
por completo, aloja a todo tipo de criaturas. Hombres lobo, elfos, enanos,
vampiros y casi todo lo que podáis imaginar, se enfrentan a la cotidianidad
humana. Han perdido sus habilidades sobrenaturales para siempre. Un profesor vampiro ha desaparecido y Fetch, ha sido contratado para
encontrarlo. Pero, como todo buen caso detectivesco que se precie, esta
desaparición es solo la punta del iceberg de algo más grande.
Contar más que mostrar
El punto fuerte de La ultima
sonrisa de Sunder City recae, casi sin ninguna duda, sobre la creación de mundo. A través de testimonios, historias dentro de historias y flashbacks, Luke Arnold da buena cuenta de su
imaginación y narra la creación tanto del continente de Archetellos, donde
sucede la novela, como de muchas de las criaturas mágicas que pueblan sus
tierras. Con apenas momentos de acción, el autor se empeña en pasar por encima
de muchos aspectos de cada raza, en un ejercicio de creación admirable en el
que cuenta más que muestra. Arnold intenta abarcar demasiado sin ir al fondo de
nada, y deja apenas unas pinceladas de cada ser mágico que puebla la ciudad. Son
más o menos discursos y monólogos que nos presentan la situación pasada y
actual, que nos sitúan en un escenario de cara al futuro de la serie, ejerciendo
de mera presentación con cierto aire a Carnival Row.
A golpe de flashback
La narrativa de La última sonrisa en Sunder City esta construida en dos líneas de tiempo intercaladas: el presente, con la investigación del vampiro desaparecido, y el pasado, que cuenta los orígenes de Fetch Phillips. Contadas ambas en primera persona, Fetch será nuestro cínico guía y conductor de la historia, que ira constantemente irrumpiendo el ritmo en pro de unos flashbacks que a veces se sienten interminables. Aunque sirven como palanca para comprender los remordimientos y pesares del Fetch actual, para situar sus ansias de expiación y algunas de sus cuentas pendientes con varios secundarios, cortan de forma tan constante la investigación que no dejan de sentirse como un tropiezo alargado que irrumpe el ritmo que parecía coger la historia.
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