Casi desde nuestros primeros años
de vida, nos inculcan (prácticamente) todo el tiempo que la familia es lo más importante.
Padres, hermanos, primos, abuelos, tías y tíos somos una especie de unidad que
se debe apoyar y cuidar del bienestar de todos. Se supone que existe una
especie de pacto de sacrificio por los otros, de eterna solidaridad. Bendita utopía.
Quién tenga una familia así, de verdad, felicidades de mi parte. Cuida el tesoro que tienes. Por culpa de ese tipo de
frases, de esa cultura inoculada de responsabilidad social y moral anclada a lo
genético, muchas personas se tienen que perdonar y continuar una relación tan
toxica que destruye sus propias vidas.
Así es como viven Casandra, Caleb
y Calia en su casa. En La tiranía de las moscas, Elaine Vilar Madruga nos
cuenta las semanas de encierro en casa de un matrimonio cuya posición social se
ha visto en entredicho: una serie de acontecimientos externos les hacen pasar
de privilegiados a ser perseguidos. La casa familiar desata las pulsiones más
oscuras, la verdadera naturaleza de la relación familiar, donde el odio y la
violencia están a la orden del día. Esta es la historia de como un padre se
transforma en un tirano, y de como tres hijos únicos e irrepetibles tratan de
quitarse el yugo familiar que los aprisiona.
Tragedia griega, realismo
mágico y discurso social
Si algo representa La tiranía
de las moscas es la incomodidad. Al igual que el zumbido persistente de una
mosca, que nunca te deja en paz, la sensación de tensión y de que algo horrible
va a ocurrir no deja de respirar en el texto. Elaine recoge la tradición del
realismo mágico latinoamericano y le añade unas gotas de opresión macabra familiar
digna de Carrie y Las vírgenes suicidas. Los tres protagonistas se salen de
toda norma, son únicos y diferentes. Casandra y su peculiar sexualidad, Caleb y
su búsqueda de sentido o Calia, y su inquietante mundo artístico. Con los tres, Elaine
consigue condensar el terror de un país entre las cuatro paredes de una casa,
haciendo verídicas las miserias y luchas del día a día para muchos.
Repulsión lírica
Alegoría de tiranías
Aunque La tiranía de las
moscas resulta imposible de encuadrar con nada cronológicamente concreto,
dado que no da nombres ni datos específicos en ningún momento, y esta contada con
esa forma de cuento repleto de simbolismos, uno ve claras las analogías a la
dictadura cubana -y cualquier otra- y el estado. Elaine habla de la familia y
el estado como dos instituciones similares y análogas, donde nadie los puede
liberar de ese yugo familiar hostil, salvo que se unan y rebelen contra todo. Lo
externo e interno de la casa se funden en el relato, lo político y lo familiar
cobran fuerza con cada flashback, en una reflexión sobre el totalitarismo tanto
familiar como político de todo un país.
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