Light Chaser, de Peter F. Hamilton y Gareth L. Powell

Light Chaser - Surcaluz
Peter F. Hamilton / Gareth L. Powell (trad. de Jesús Cañadas)
Red Key Books
Rústica | 149 páginas | 19,95€


Si hay una novela corta de ciencia ficción espacial que ha sonado en los últimos meses por los ecos del fandom español es, sin ningún género de dudas, Light Chaser, de Peter F. Hamilton y Gareth L. Powell. No es para menos, dado que un peso pesado de la ciencia ficción hard como es Peter F. Hamilton hace tándem con uno de esos nombres que triunfan actualmente en el mercado anglosajón, como es Gareth L. Powell con su trilogía de space opera Embers of war. En cambio, concentrada en apenas 150 páginas, Light Chaser es una space opera en miniatura repleta de ideas que abarca milenios. Una historia de amor olvidado y el intento de dos personas por salvar a la humanidad a cualquier precio.

Los surcaluz y su misión  
El trabajo de una surcaluz consiste en viajar por el universo recopilando los recuerdos de los habitantes de los mundos más lejanos a cambio de baratijas. Recuerdos que vienen compilados en collares de memoria, y que Amahle, nuestra surcaluz protagonista, ve y escucha en sus eternos viajes de un planeta a otro. Sin embargo, todo cambia cuando encuentra un inquietante mensaje oculto en uno de esos collares que la interpela de forma directa. Un mensaje que lo cambiara todo en su infinita vida. Sus creencias comenzarán a derrumbarse, todo lo que daba por seguro empieza a tambalearse y ella es la única que puede acabar con todo, aunque el precio a pagar sea más alto de lo que piensa.

Imagen encontrada en Pinterest
Comenzando por el final
La apertura de Light Chaser es cuanto menos extraña. Quizá, el primer capitulo sea el menos digerible para alguien que no este acostumbrado a la ciencia ficción más dura. Un comienzo in extrema res, que bien podría ser el final y nos trata de poner en situación. Una situación que debemos reconstruir collar a collar junto a Amahle. A partir de ahí, todo es una huida hacia delante hasta este punto y final que ya hemos visto. Light Chaser se preocupa más por ir al grano y centrarse en Amahle, su protagonista, que por todo lo que pueda plantear. La construcción de mundo es interesante, pero escueta, y nada más que un impulso para hacer avanzar la historia. Lo mismo pasa con el concepto del tiempo. Viajamos años y años, milenio tras milenio, pero es solo algo funcional y temático dentro de la historia. Recorremos el universo de forma frenética entre mundos y vidas, esculpiendo solo los cimientos de su cosmos y centrándose en la intima -pero épica- historia que quiere contar. Y es una pena, por que la complejidad de algunos mundos, su crítica capitalista y como funciona la sociedad de los surcaluz es cuanto menos interesante.

Perdida en su tecnología
Amahle ha vivido durante miles de años con solo la compaña de su IA a bordo y de las relaciones pasajeras con las personas que visita en cada mundo. Vive una vida segura y predecible, visitando los mismos planetas una y otra vez. Los surcaluz no son más que humanos modificados para vivir siglos y milenios, que viajan por las estrellas de planeta en planeta en un camino cíclico que siempre les lleva a visitar los mismos mundos. La sensación de que los días se confunden y se hacen interminables es palpable en como Light Chaser esta escrito. Los planetas se asemejan unos con otros, los días de Amhale parecen similares entre si y todo la acción da la impresión de ocurrir en apenas un instante, aunque pasen milenios. 

El universo creado es rico, tiene muchos mundos y culturas que se entrelazan y complementan. Sin embargo, es curioso como el interés de Light Chaser esta más cercano a establecer paralelismos en como nos perdemos en la tecnología hoy en día que ha explorar es extenso universo. Por que Amhale, como nosotros, pasa horas y horas mirando collares de memoria que bien podrían ser stories de Instagram. Este paralelismo nos hace preguntarnos y reflexionar sobre como perdemos nuestra conexión con la realidad por demasiada conectividad con el mundo digital y pensar en como podríamos estar de vuelta. Para Amahle, es un mensaje extraño lo que rompe su status quo, pero para nosotros, me temo que eso es algo mucho más complejo y complicado.

Portada original de la novela
Una historia de amor cósmico
Una de las frases que más me llamaban la atención de Light Chaser era que es una historia de amor cósmica a través del espacio y el tiempo. Y en realidad, así lo es. Nadie miente en este caso. Quizá no llegue a las cotas de belleza y perfección que nos dieron Así se pierde la guerra del tiempo, de Amal El-Mothar y Max Gladstone, pero si que es una ópera espacial que abarca galaxias enteras cuyo componente emocional es una historia de amor cósmico. Sin embargo, y quizá es lo que más me gusta de Light Chaser, es que dicha historia de amor es poco convencional. Aunque ambos protagonistas pasan separados el 90% de la historia, es emocionante ver como el romance se va cociendo a fuego lento con cada grabación encontrada. Un elemento emocional que prevalece, explorando la naturaleza de la memoria y su relación con la identidad y la personalidad de cada uno, mientras insinúa un universo vasto e inexplorado al que ojalá volvamos alguna vez.

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