El jardín del tallador de huesos, de Sarah Read

El jardín del tallador de huesos
El jardín del tallador de huesos 
Sarah Read (Trad. de José Ángel de Dios) 
Dilatando Mentes 
Rústica | 272 páginas | 18,95€cuatro estrellas



¿Sabéis esos libros que te hacen salivar con tan solo con pronunciar su título en voz alta? Lo reconozco, cuando escuche por primera vez hablar de El jardín del tallador de huesos (o The Bone Weaver's Orchard en su inglés original), paso directo a este tipo de lista. Suerte del destino, gracias a la invitación de Dilatando Mentes, tengo el honor de prologar esta novela, donde me acompaña Consuelo Abellán completando la lectura con un fabuloso -e imprescindible- postfacio y Raúl Ruiz, dando vida y color a la portada. Pero eso, es solo el envoltorio. En el interior, aguarda nada menos que toda una ganadora del premio Bram Stoker y This is Horror en 2020 a mejor primera novela. Sarah Read organiza una fiesta para la novela gótica mientras recorremos los pasillos y recovecos de una tenebrosa abadía perdida de Inglaterra, desvelando un secreto tras otro en cada esquina.

El viaje comienza cuando Charley Winslow recala en la escuela para chicos Old Cross, en el año 1926. Recién llegado de Sudáfrica, su educación ha sido un tanto inusual. Sumado a su gusto por la entomología, digamos que no es apreciado por el resto de compañeros. Objeto de burla y maltrato, solo congenia con otro nuevo estudiante -con alma de geólogo- llamado Ethan Bowles y el jardinero Sam Forster. Pero algo se oculta en la vieja abadía. Un viejo secreto que se remonta a cuando la escuela era el hogar de una familia noble. Cuando Ethan desaparezca de la enfermería donde recalaba tras un incidente con otros niños mayores, Charley comenzará una búsqueda que pondrá la abadía patas arriba.

Abadía

Una abadía con miga

Túneles oscuros y serpenteantes. Pasadizos imposibles detrás de los armarios. Puertas traseras. Ruinas cerradas ¿Qué secretos guarda este tenebroso edificio? La escuela Old Cross es un escenario clásico, inmersivo y tétrico que agarra al lector por las sienes y lo traslada a una perpetua sensación de tensión y suspense. Sarah domina los tiempos narrativos, dosifica la información, juega la baza del suspense todo lo posible y nos hace dudar, hasta en el último momento, sobre quién es amigo o enemigo en esta historia. A veces, quizás, dando demasiadas vueltas por sobre el propio plano de la abadía.

El ala tapiada de la escuela. Las historias de fantasmas que circulan entre los niños. Extraños ruidos que resuenan en las noches más oscuras. Conductas extrañas. Desde el primer momento que ponemos un pie en Old Cross sabemos que algo no anda bien. Terrenos sombríos y húmedos, un jardinero que parece -o no- ser un gran aliado, una enfermera que tiene comportamientos inexplicables y un director, que siempre está de mala uva y parece obviar los sucesos. Cada elemento va sumando y sumando en un viaje de apenas 200 páginas repleto de tensión y misterio.

Te queremos, Charley Winslow

Si El jardín del tallador de huesos funciona, en gran medida, es por Charley. Es así de simple. Toda la novela se basa en la empatía que entreteje Sarah entre el lector y el señorito Winslow. En sufrir y vivir con él toda esta historia. Un niño diferente y peculiar, huérfano, idealista, valiente e impulsivo, que siempre transita con un pie fuera de la norma. Un corazón bondadoso, que no sé achica ante ningún reto y lleva la palabra aventura grabada a fuego en su pecho. Las maldades, perdidas y dolores que sufre el joven Charley, llegan a salir de la página para sentirse nuestras propias carnes.

Portada The Bones Weaver Ochard
Fragmento de la portada original

Celebrando la novela gótica

Quién empiece a leer El jardín del tallador de huesos comprobará que varios tropos del terror gótico se van cumpliendo: gran abadía misteriosa, adultos siniestros, secretos ocultos, pasadizos interminables y extrañas apariciones. La exploración continuada, los sonidos rechinantes de las tablas, la lluvia casi constante y la tenebrosidad de las salas. Todo ello esta ahí, concentrado y batido, en una novela donde los hilos van tirando uno de otro hasta dar forma completa a todas las semillas plantadas desde la primera página. Es una de esas novelas cuya relectura puede ser interesante, sobre todo en busca y captura de detalles que adelanten las revelaciones.

Sarah relata con detalle, con riqueza poética de vocabulario, sin ser plomiza ni recargadamente barroca, buscando el suspenso y la amenaza -así como la empatía- en cada giro de página. Las imágenes, cercanas a una película de Guillermo del Toro (sobre todo en el tramo final) están aseguradas. No hay medias tintas ni fundidos a negro. Cuando tiene que ser sanguinolenta, cruda y gore, Sarah pone toda la carne en el asador y enfoca las retinas del lector hacia crudas imágenes que no olvidará. La historia queda cerrada, la mayoría de los secretos son revelados -sorpresas mediante- y alguno que otro, se de buena fe, tendrán su respuesta en un futuro no muy lejano. Bienvenidos a la abadía Old Cross.


Ocho y medio
Sarah Read nos propone un intenso viaje repleto de misterio y sorpresas por una vieja y rechinante abadía no apto para cardíacos. Una historia que homenajea los tropos de la novela gótica y los remezcla en un cóctel de terror persecutorio que funciona a las mil maravillas. Una vez pones un pie dentro... cuesta no seguir hasta poder salir de Old Cross.

Comentarios

  1. Fantástica reseña, Dani. ¡Me ha encantado! 100% de acuerdo

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  2. ¡Oh! Pero por favor... ¡yo también estoy salivando! :-) Otra que no se me escapa.
    Un beso.

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  3. Oooohhh pues no lo conocía, pinta súper bien.

    Besotes

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    Respuestas
    1. La lectura perfecta para perderse alguna que otra noche :)

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