Andrzej Sapkowski (Trad. de José
María Faraldo)
Alamut Ediciones
Considerada el inicio cronológico de la saga, La sangre de los elfos (1994) se siente más una continuación de las dos recopilaciones de relatos, El último deseo (1993) y La espada del destino (1992), que otra cosa. Aunque su lectura no resulta imprescindible, dado que Sapkowski se encarga de resumir a través en un poema todos los hechos relevantes, si que dan un importante contexto tanto a los personajes como al escenario que se me antoja necesario para sentirse cómodo en la lectura. Por ello, repasar los cuentos Cuestión de precio, La espada del destino y Algo más funciona como perfecta antesala para iniciar la saga.
Esta tercera novela del brujo nos
enseña como Geralt cuida de su destino en la agreste fortaleza de Kaer Morhen
tras haberse reunido con Ciri en la casa de Yurga. Lugar de formación para los
brujos, Geralt y los tres brujos que lo acompañan dan buena cuenta de que Ciri
no es una humana normal y corriente. Que tiene capacidades innatas y poderes
sobrenaturales. Mientras contemplan una solución y se entrena en las artes de
brujo, Sapkowski se encarga de llevarnos de viaje por medio Continente para darnos
un vistazo alzado de un conflicto en ciernes. La inquietud entre reyes frente a la
política expansiva de Nilfgaard comienza a girar la rueda de los engranajes
políticos, económicos y sociales de todo el Continente. Contiendas, escaramuzas y estrategias empiezan a ser habituales.
Portada de la edición polaca
Un cambio de paradigma
Aunque resulta similar en
términos de estilo y narrativa con los dos primeros volúmenes de cuentos, la
novela rompe por completo la configuración de la saga. Pasando de relatos cortos a
una estructura más clásica de siete capítulos largos, La sangre de los elfos
es una novela bisagra que supone un escaso avance en la trama y nos deja con un
final descaradamente abierto. Sapkowski plantea esta tercera entrega, que casi
carece de enjundia como entidad única, como un estudio más
profundo de sus personajes a la vez que radiografía la situación sociopolítica
de todo su universo.
Estamos ante una entrega más
pausada, no exenta de acción, que se dedica a profundizar en las
motivaciones y complejidades de algunos protagonistas como Ciri y Yennefer,
pero que no avanza gran cosa respecto a la historia que Sapkowski parece querer
contar. Es una primera parada, donde empezamos atisbar conflictos y profecías
que están a punto de cumplirse. Es el lugar donde comenzamos a visualizar la
contienda en ciernes, y comprendemos, que Ciri puede ser la clave de todo ello. No que puede, si no que lo es por completo. Sapkowski nos deja pasajes enteros donde podemos hacernos una idea de la complejidad
política e histórica en que se encuentran los Cuatro Reinos y Nilfgaard.
Ilustración de Denis Gordeev
El mismo Sapkowski
Si algo podemos decir de La
sangre de los elfos es que el estilo único de Sapkowski sigue vigente. Y, no me
avergüenza decirlo, es una de las claves que me hace sostener el libro y
que me cueste dejar de leer. La prosa ágil, chispeante, llena de retruécanos y
diálogos afilados donde el humor sarcástico siempre deja una ligera pátina impregnada en nuestros sesos. Ese
lenguaje desenfadado, que va desde lo más campechano hasta lo refinado, con
metáforas que pululan por todo el texto y subtexto. Sin duda, el trabajo de
José María Faraldo, en cuanto a la traducción del texto original, es de una
laboriosidad digna de admiración.
Tampoco deja de lado Sapkowski su
particular habilidad para enmascarar el discurso moral visto en las dos
primeras entregas de la saga. Por qué el polaco nunca olvida esas diferencias
entre humanos, elfos y enanos para hablar directamente de xenofobia. Tampoco de
la desigualdad sexual, donde mujeres y hombres nunca son tomados por igual sean
guerreras, reinas o hechiceras. El papel de Triss Merigold y Yennerfer como estandartes es vital para ello. Al igual que su habitual mensaje ecologista,
donde siempre hace hincapié en la explotación humana sobre el medio ambiente y
todos sus recursos. Tampoco olvida, los costes de la guerra o el racismo
cultural, así como ese pesimismo hacia la raza humana y su comportamiento.
Ilustración de NikiVaszi
Y, por último, sigue presente su habitual
facilidad para trasladar conflictos del mundo real a la pura ficción. No solo
George R. R. Martin lo sabe hacer con Canción de Fuego y Hielo y La guerra de
las Dos Rosas. Sapkowski parece retratar a la vieja Europa del siglo XX en todo
su esplendor, donde pequeñas intrigas y absurdos desencuentros dan lugar a
titánicas guerras de trágicas repercusiones para todo el mundo. Y sobre todo, para los campesinos. Eso sí, con
elfos, enanos, hechiceras y brujas de por medio, que le dan mucha más vida.
La sangre de los elfos es el verdadero comienzo de la saga de Geralt de Rivia. O deberíamos decir, la saga de Ciri de Cintra. Sapkowski pone el foco principal en la joven leoncilla de Cintra, una pieza clave en el conflicto venidero que comenzamos a atisbar. Un libro que actúa como complemento introductorio, más lineal y pausado, además de un nuevo vistazo al Continente. Veremos como sigue.
Otras reseñas de interés:
¡Genial que estés leyendo la saga, Daniel!
ResponderEliminarEs una de mis favoritas y, en mi opinión, mejora conforme vas leyendo los libros (mi favorito es el sexto <3)
Coincido con todo lo que dices; la peculiar forma de escribir de Sapkowski, la maravillosa traducción de Faraldo, el folklore, los valores que se representan...
Espero que te siga gustando, ¡y aún más!
Un besazo
Espero ponerme en marzo-abril con el cuarto, e ir completando la saga durante este año. Lo bueno que tiene, es que la extensión de los libros tampoco es tan abrumadora para que se vea como algo imposible con un ritmo tranquilo y disfrutable. Me ha gustado, aunque como digo, me falta chicha para considerarlo una novela por si misma. Veremos que tal el cuarto :)
EliminarHola, Mangrii:
ResponderEliminarEs el que me toca leer de la saga. Me habían dicho que era mejor que los anteriores, pero casi me quedo con la sensación de que a ti te ha parecido lo contrario. En cualquier caso, da igual, me adentraré dentro de poco... espero :-)
Besos.
Personalmente he disfrutado mucho más de los dos libros de relatos que de este en concreto. Pero, este es el prólogo de la saga, es algo totalmente claro desde que te empiezas a adentrar en el primer capítulo. Es lineal, empieza a situarte en todo, pero para mí no es una novela en sí, si no un episodio piloto que deja todo abierto a continuar.
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