Rocío Vega
Editorial Cerbero
Tapa dura / Digital | 192 páginas
| 8€ / 1,90€
Enfrentar de cara la muerte de tu maestro y mentor, aunque eso te haya realmente liberado, no es nada fácil. Si no, que se lo digan a Shavali. Tras su encuentro con La Compañía Amable, deambuló por los caminos como viajera junto al nórdico Alek en busca de la respuesta a una encrucijada: sigue queriendo ser poderosa, pero no por el camino que le han mostrado. Se debate entre seguir practicando el Arte de los Hechiceros o exponerse a su propia vulnerabilidad. Por suerte para ella, no está sola. Alek la seguirá hasta el fin del mundo. O eso creía. Cuando en el camino se encuentran con un joven recién atacado por unos mercenarios, el orki-i siente la necesidad de ofrecer su ayuda desinteresada para devolverlo con su familia. Algo que, por supuesto, no acabará bien del todo.
Rocío Vega nos da con El Pacto
todo lo que promete su sinopsis. Se trata de un interludio entre el primer tomo
de La Compañía Amable, y esa secuela que llevará por subtítulo El
legado de Avastrad. Un texto que permite volver a pisar el universo de la
novela original y conocer más a fondo a un par de personajes secundarios aparecidos en
uno de los relatos del libro. De esta forma, aunque no es imprescindible haber
leído La Compañía Amable o alguno de los relatos del Patreon de Rocío
Vega, sí que resulta recomendable para sacarle el máximo provecho. Por qué El Pacto, en sí mismo, no deja de ser
una sencilla aventura de fantasía medieval con el toque rolero andalusí del
universo al que pertenece. Es como la pausa que nos permite coger aire en el
descanso de un partido, tras haber vivido la intensidad del momento.
Hay aventura, un pequeño caso por
resolver, una chispa de magia, un par de peleas, algo de worldbuilding y hay
amor. Mucho amor. El Pacto es una novela corta con un tono mucho más
optimista que el de su novela precursora. Contada en primera persona a través
de sus dos protagonistas y alternando los puntos de vista de ambos, es más una sucesión
de pensamientos y momentos cotidianos que nos acercan mucho más a su figura que
otra cosa. Imagino, como demuestran las últimas líneas de la novela corta, con
la intención de ser importantes en el futuro de la saga (?) de La Compañía Amable.
“Después de ver el mundo he decidido que no quiero ser un héroe. Tampoco quiero ser un villano. No seré un mercenario: tan solo un viajero”.
Roció teje una bonita, sutil y
medida relación entre dos protagonistas que han conectado a unos niveles difíciles de comprender. La impulsiva e
insegura Shavali junto al calmado y bondadoso Alek. La hechicera y el norteño.
La cara y la cruz. La fusión de dos almas que terminan completándose el uno
al otro sin perderse a sí mismos. Se necesitan, pero sus miedos y bondades individuales siguen ahí. Pero
juntos, juntos son mejores. Y Shavali lo sabe. Y Shavali lucha por ello. Por un
futuro juntos donde todo sea lo mejor posible. Por eso hace lo que hace. Al menos, de momento.
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