Dantescas, de VV. AA.

Dantescas
VV. AA. (selección de María Fernanda Ampuero)
Fera
Rústica | 240 páginas | 22,90€



Habrá antologías buenas, habrá antologías regulares y seguro que existirán las malas antologías, pero es inequívoco que ninguna será como las Dantescas —seleccionadas y comentadas— de María Fernanda Ampuero publicadas por la editorial argentina Fera ¿Te imaginas poder reunir, en un solo libro, doce de tus textos favoritos (y formativos) de la vida, comentarlos y publicarlos en una edición ilustrada y preciosa? Ese sueño es el que ha cumplido aquí María Fernanda Ampuero con sus Dantescas, en lo que ella mismo dice establece una conversación entre muertas y vivas suspendida en la fantasmagoría de la literatura. Y así lo siente uno cuando está dentro de sus páginas, de sus relatos, como un diálogo constante entre autoras, de diferentes épocas y periodos, que han bajado —o las han relegado— de una forma u otra, al infierno, para salvarse a sí mismas o para salvar a otras.

Doce mujeres, doce cuentos
Amparo Dávila. Emilia Pardo Bazán. Mariana Enriquez. Clarice Lispector. Elaine Vilar Madruga. Verena Cavalcante. Mónica Ojeda. Charlotte Perkins Gilman. Layla Martínez. Juana Manuela Gorriti. Silvina Ocampo. Doce nombres, doce mujeres, como dice el subtítulo del libro, que descendieron a los infiernos. Doce cuentos que se me antojan, de alguna manera, imprescindibles. El nivel es más que notable y la selección, sencillamente, una pequeña y diversa maravilla. Una muestra, entre lo clásico y lo actual, entre lo más y lo menos conocido del panorama latinoamericano, engranadas entre sí, haciendo ¡Que conversen las vivas con las muertas! como dice María Fernanda Ampuero en más de una ocasión. Cuando uno echa la vista atrás con la lectura del volumen, se da cuenta de que estos doce cuentos son una selección muy cuidada. Es, al final, una antología muy potente, con cuentos conocidos por todos, pero con otros que hasta ahora (por cosas de la vida) nunca se habían podido leer en español. Y, aunque es difícil escoger favoritos entre tanto cuento bueno, reconozco (sin vergüenza) que Las fieras (Elaine Vilar), El empapelado amarillo (Charlotte Perkins) y el siempre fascinante El chico sucio (Marian Enriquez) son mis favoritos.

Vistazo interior
Comentarios, frases y notas
Con todo lo hablado, y más allá de las alucinantes (de verdad, dadles un vistazo si podéis) ilustraciones de Jules Mamone que acompañan a cada relato, quizás, lo que más llame la atención de estas Dantescas, es que no es una edición normal y habitual, si no que es una edición comentada. Maria Fernanda Ampuero va un paso más allá de su papel de antologadora (o antojologa, dice ella) y se dedica a subrayar frases destacadas en el texto, marcar palabras clave, dejarnos notas manuscritas —a sí misma y a los lectores— en los márgenes con tonos rojos y cerrar, cada relato, con un pequeño texto, informal y complementario, que interrelaciona las lecturas y nos da un nuevo vistazo (e imagen) sobre el texto que acabamos de leer. Todo esto hace que Dantescas resulte destacable al resto de antologías, más allá de su tremendo trabajo de curaduría, complementando y dando contexto a un volumen que no puede (ni debe) faltar en la biblioteca de cualquier amante del formato corto de terror.

Mismo miedo, diferentes realidades
Dice en el prólogo María Fernanda que en esta antología hay mujeres voladoras, mujeres lobas, mujeres serpientes, brujas, vírgenes, mártires, víctimas y victimarias, extranjeras en su propia ciudad, prisioneras videntes, asesinas. Pero, lo que no dice —aunque no hace falta— es la cantidad de sensaciones y emociones que estos relatos nos pueden causar. Por que la referencia a Dante no es baladí, y entre estas Dantescas tenemos diferentes niveles de miedo, terrores y ansiedades. Desde matrimonios adolescentes a violaciones, desde atroces homicidios hasta firmes descensos a la locura, momentos de sororidad y absoluto horror sobrenatural. Es una antología que nace de las vísceras de las mujeres que han estado en la profundidad, que hablan con dureza, sin un vistazo ni escapatoria, desde una desigualdad total. Son las historias de protagonistas que no lo son por las razones que deberían. Son historias humanas, de las que se quedan agarradas a la carne y no te sueltan tras el tiempo, donde las palabras se quedan (siempre) cortas y el infierno arde, más que nunca, en tu propio interior junto a ellas. Imprescindible.

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