Crónica de dos noches sin verano, de Inés Galiano

Crónica de dos noches sin verano
Inés Galiano
Literup
Rústica / digital | 218 páginas | 14,99€ / 2,99€



¿Puede una reunión sobrenatural, una convención de vampiros y licántropos concretamente, suceder en Murcia? La respuesta, según Inés Galiano (flamante ganadora del Ignotus el año pasado por Proyecto Ketchup) creo que es: ¿por qué no? O al menos, así lo demuestra su Crónica de dos noches sin verano, que lejos de ser un homenaje a El sueño de una noche de verano de William Shakespeare, se refiere al “Año sin verano” en el que se escribió Frankenstein (Mary-Shelley) y El Vampiro (Polidori), ese 1816 en que las temperaturas resultaron inusualmente bajas y Villa Diodati ejerció como lugar de creación y punto referencial de la literatura. En un homenaje, repleto de humor y guiños, la Crónica de dos noches sin verano de Inés ejerce como legado actualizado de los mitos y pone un gota de su parte,la del humor, formulando una fantasía urbana donde la propia autora es la primera —antes que nosotros— que se lo pasa bien escribiendo. Y se nota.

Nos vamos a la VampiCón 2025
Por primera vez Murcia alberga la VampiCón 2025 (que aunque tiene hombres lobo también, no aparecen en el nombre por clasismo, ya sabéis), el encuentro de criaturas fantásticas organizado por Anne Victoria Bean, la mejor vampiresa de todos los tiempos. Laura Love, una humana atraída por lo paranormal desde pequeña, acude sin saber que se reencontrará con una antigua conocida, Carmilla. Mientras tanto, la licántropa Kate Lestat, junto a la asociación Amigos de los Lobos, planea proponer los Juegos Fantalímpicos para reivindicar su superioridad. Y, por si fuera poco, el vampiro agente Polidori se infiltra entre los mortales tras la pista de una conspiración que amenaza el orden sobrenatural. La paz entre las tres especies pende de un hilo, pero ¿qué podría salir mal juntándolos durante dos noches en una fiesta donde la sangre fluye tan al rojo vivo como las intrigas?

Imagen del interior de la novela

Cuatro voces (y ningún funeral)
Para contarnos esta crónica de dos días en el festival, Inés recurre a cuatro voces protagonistas que se intercalan cada pocas páginas, haciendo que todo coja un ritmo endiablado y la novela apenas dura unas horas en las manos. Un vampiro haciéndose pasar por humano en la convención mientras investiga por si sucede algo extraño, una humana que asiste a su primera VampiCón y es seducida por una vampira, un licántropo de lo más abrazable que narra la crónica desde su punto de vista y por último, una vampira que busca conseguir unirlos a todos desde hace años. Cada una de las historias, que pueden leerse como una especie de retelling y homenaje (Bartleby, el escribiente, Carmilla, Frankenstein, o Drácula), van hilándose y encajando entre sí a medida que pasan las páginas. Todas las historias se conectan al final, tienen un último propósito y hacen del libro, si puede, una lectura redonda completa en base a guiños inesperados.

Caminando entre formatos
La última baza con la que juega Inés, aparte de esa portada de Libertad Delgado que captura la esencia de toda la novela — y de paso quita el hipo—  o los detalles de la maquetación interior, es utilizar un formato diferente para cada uno de los cuatro puntos de vista. Nuestro agente Polidori, el vampiro infiltrado haciéndose pasar por humano, no cuenta como tal su historia, si no que presenta informes de trabajo en su cuaderno de campo. El hombre lobo, de la Asociación Amigos de los Lobos, cuenta lo que pasó en el festival dando su testimonio de los hechos en un podcast (Fangs & Furs) cuya transcripción leemos. La parte de Laura Love, la humana atraída por una vampira, está contada a través de unos relatos por entregas publicados en la Vampinanoth. Y por último, unas cartas del año 1704, terminan por conectar con todo lo que sucede en esta (loca) VampiCón 2025. En conjunto, las cuatro historias se enlazan entre sí dejando la sensación de haber vivido la convención (y los hechos) desde todos los puntos de vista posibles, cierta satisfacción resolviendo cada cabo suelto planteado desde el comienzo y sobre todo — y más importante— de haber pasado un buen rato leyendo.

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