Cuando algo inesperado irrumpe en
nuestra burbuja personal, ya sea una visita o un imprevisto, hay algo interior que
cambia nuestra rutina y la altera, para bien o para mal. Lo sentimos como una
invasión de nuestro espacio, de nuestra vida diaria, que modifica incluso
nuestro comportamiento sin darnos cuenta. A Jon y Katharina, protagonistas que ya conocimos en Basilisco,
les pasa exactamente eso. Cuando están pasando el invierno en Ribadesella, en
casa de los padres de Jon, dos sucesos alteran su aburrida rutina
doméstica. Unas extrañas luces que aparecen en el cielo y atraen al pueblo una
cantidad inmensa de ufólogos, así como que, a la mañana siguiente, un primo
lejano de Jon y su silenciosa asistente se presentan en la puerta de casa.
Pese a lo extraño al inicio de la nueva situación, tanto Jon y Katharina ven en la nueva pareja una palanca para salir
de su aburrimiento y problemas de pareja. Una especie de salvación al letargo y rutina. Con
un ritmo que nunca decae y una atmósfera de pura intranquilidad como sello de
calidad, Jon Bilbao desarrolla una novela corta de apenas un centenar de
paginas donde lo cotidiano se vuelve enrarecido. La inexplicada
aparición de esas luces en el cielo y la de la supuesta pareja, suponen una
intrusión amable en sus rutinas domésticas, pero también un elemento
desequilibrador que no ven venir, pero que actúa desde el primer momento.
Desde su aparición, podemos ver
que el comportamiento de los intrusos/invitados no es del todo normal. Las
situaciones se van volviendo extrañas donde deberían ser del todo cotidianas, la
inquietud se metiendo bajo la piel por momentos y sientes que cualquier cosa va a pasar en
cada giro de hoja. Es difícil dejar de leer y de preguntarse qué esta ocurriendo en esa casa, que apenas dura un par de sentadas. La irrupción de lo extraño,
tema frecuente en la literatura, es un fino hilo del que debemos ir tirando, tanto en lo cotidiano de la vida diaria de los cuatro en casa como de la vida del pueblo alterada con los sucesos tras el avistamiento que se sucede en el pueblo
Los extraños transita por
los parámetros de lo extraño y costumbrista, siendo estos elementos
sustanciales para mantener en vilo al lector desde la primera hoja. Ribadesella
se vuelve como nuestra casa mientras una pequeña galería de complejos
personajes va pasando ante nuestros ojos. La novela va cocinándose a fuego
lento, con pequeñas extrañezas que parten de una premisa potente, pero que
nunca llega a explotar del todo. El final resulta abierto, que no frustrante,
sin conseguir remover del todo al lector. Resulta, en cierta manera, indiferente e
insatisfactorio por las expectativas generadas, sintiéndose más como un gran
ejercicio de construcción y manejo del tiempo narrativo que una historia
con propósito claro.
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