¿Dónde está el límite de la esencia humana? ¿Somos los seres humanos tan únicos como inimitables? Preguntas, por
supuesto, prácticamente sin respuesta acertada al cien por cien. Si, de momento, somos únicos e
inimitables, y ninguna inteligencia artificial ha sido capaz de replicar a un humano
por completo. Somos seres complejos, compuestos por una serie de conductas y
comportamientos que nos definen como especie y que pueden resultar cuanto menos singulares en ojos ajenos. Así lo
ve Klara, nuestra AA (Amiga Artificial) protagonista, una inteligencia artificial que pasa cada uno de sus
días en una tienda esperando a que alguien la adquiera y se la lleve a un
hogar.
Klara no es una AA cualquiera. Es
muy observadora y se hace más preguntas de lo habitual mientras contempla el
exterior del escaparate de su tienda. Como todas las IA, necesita del Sol para
alimentar y cargar su energía cada día, por lo que desea estar en el
mejor puesto de la tienda. Todo cambia el día en que conoce a Josie a través
del escaparate y un mundo exterior de posibilidades se abre ante ella: ¿Qué le
espera en su nuevo hogar? ¿Es realmente capaz de comprender a los humanos?
¿Podrá ayudar a Josie con su soledad?
La magia de Klara
Sin ninguna duda, la magia que hace funcionar Klara y el Sol proviene de la propia Klara. Su voz narrativa, cautivadora desde
su simplicidad, ingenuidad e inteligencia, es un intrigante filtro a través del
cual Ishiguro vierte todo su pequeño mundo e historia. Con una prosa
economizada, el autor da fe de haberse puesto en la mente de la conciencia
mecánica de Klara. El lector se pasea por las sombras de un inquietante mundo
repleto de avances tecnológicos, fricciones políticas y ciertas extrañezas que
no llega a comprender del todo. La visión sesgada de Klara, dado que percibe el
mundo como una serie de cuadrados y perspectivas que a veces fallan, es clave.
Sin embargo, el mundo futurista
no deja de ser un escenario por el que Ishiguro solo transita, estando más
interesado en reflexionar sobre la propia humanidad. Aunque, más en concreto, lo
hace sobre el amor. El amor, tanto en su vertiente más egoísta y
sobreprotectora, como el amor más genuino y benévolo. Ishiguro hace sentir a
través de Klara la belleza y delicadeza de nuestra propia humanidad. El frágil camino por el que transitan nuestras vidas y emociones. Porque Klara es ante
todo un AA que podríamos definir como melancólico, teniendo una especial
capacidad para desvelar el sufrimiento humano dentro de la propia vida.
Un mundo extraño
Aunque el futuro trazado por
Ishiguro en Klara y el Sol no es más que un simple esbozo a brocha gorda
que funciona como tablero de juego, no deja de ser un importante factor de
intriga dentro de la novela. Gracias a la visión sesgada de Klara, que por
ejemplo llama rectángulos a lo que creemos ser teléfonos móviles o etiqueta a la gente en segunda persona (Gerente, Madre), en ningún
momento terminamos de saber como funcionan muchas cosas de este posible futuro
distópico imaginado por Ishiguro. Es una visión repleta de extrañeza que debemos completar nosotros mismos, salpicada por un continuo goteo
de pistas y sugerencias, que revelan más de una sorpresa en el transcurso de las páginas.
Sin embargo, eso no significa que no aporte más que intriga a la historia. Ishiguro parece tener un miedo total a que el ser humano se quede atrás en un mundo que no para de estar en constante cambio. Es un hecho, la tecnología se queda desfasada en poco tiempo sin ni siquiera darnos cuenta ¿A qué no hace tanto que tenemos smartphones? También, de cierta forma, toca de lado la desigualdad de oportunidades por diferencias sociales. Sin embargo, que nadie se lleve a engaño. Esto es un simple escenario futurista. Un decorado sobre el que Ishiguro relata su historia a fuego lento, muy lento. Y si vienes buscando respuestas por este lado, ya te adelanto que no las tendrás.
Tengo a ese autor pendiente, pero no sé si empezaré con esta: el tema no es de esos que me atraen. Le daré una vuelta :-)
ResponderEliminarUn beso y felices lecturas.
Es cuanto menos curioso, te lo aseguro. A mi me conquisto en el segundo capítulo. La voz de Klara es demasiado poderosa. Espero que pruebes algún otro, si no es el caso :)
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