Me ha vuelto a pasar. Oh sí, me
ha vuelto a pasar. Salgo de mi zona de confort y descubro joyas. Bueno,
descubrir tampoco es la palabra en este caso. Más bien disfrutar, porque Canto yo y la
montaña baila lleva ya publicada un par de años. Es más, incluso en este mismo
blog Carla (a.k.a. Café de Tinta) lo recomendó. Sin embargo, nada me había
preparado para lo que iba a encontrar. Nadie que haya leído o entrado a leer la
novela de Irene Solà puede saber lo que va a experimentar con exactitud. Si, por que Canto
yo y la montaña baila, más que una historia, es una experiencia. Es una
aventura envolvente repleta de sensaciones, mezcla de lirismo, costumbrismo y
un leve realismo mágico que permean por la piel y te hacen sentir la pura
montaña pirenaica. O la montaña, simplemente.
Probablemente, eso es solo
quedarse en la superficie. Es muy difícil hablar de esta novela, de verdad. Más aún, tratar
de decir de que va. En realidad, no es más que un despliegue de elementos que
construyen un escenario rural y montañoso a través de una escritura tan poética
como detallista. Sin embargo, es la originalidad de los dieciocho narradores,
pasando desde un rayo hasta un corzo o un oso, donde aparece la magia y crea cierta
fascinación (o rechazo) por la novela. Canto yo y la montaña baila se va
deshojando como una flor en monólogos internos mientras parece no contar nada,
pero a la vez cuenta muchas cosas. Historias pequeñas, anécdotas, sensaciones y
momentos de los habitantes (humanos o no) de un pequeño pueblo de Los
Pirineos.
No nos engañemos. Pese a su buena
fama y el Premi Llibres Anagrama 2019 o European Union Prize for Literature, Canto
yo y la montaña baila no es un libro para todo el mundo. Requiere esfuerzo
por parte del lector, gusto por la prosa lírica y conectar al completo con la
novela. Quizá, sea un caso algo similar a la siempre recomendable Me trago el igualma. Las voces narradoras trascienden la página, una y otra vez,
pese a no siempre llegan a conquistar del todo al lector. Sin embargo, algunos episodios
fascinan por completo (acordaros cuando leáis el del corzo o el oso). Algunos, piden leer y releerse por el mimo y cuidado con que están construidos y
redactados. Donde nada falla, todo encaja y nada resulta excesivo. Otros,
quizá dejan frio al lector y no terminen de tener un remate potente. Sin
embargo, y de eso estoy seguro, todos te llevan a sentir, vivir y respirar la
montaña.
Me da perezón, aunque es verdad que lo ponen muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un libro muy, pero que muy, peculiar. Puedes probar un capítulo y ver que te parece ;)
Eliminar¡Holaaaa!
ResponderEliminarAy tengo muchísima curiosidad por esta novela, que ya la he visto recomendado un par de veces y creo que me puede enamorar. Sin duda es diferente de todo lo que he leído hasta ahora y me da un poco de miedito no conectar, pero por otro lado me encanta la idea: la diversidad de narradores y que al final el gran protagonista sea el paisaje. En fin, sin duda le daré una oportunidad y a ver si me encanta tanto como a ti ^^
¡besos!
Espero que conectes con el estilo de Irene. Es una lectura totalmente inmersiva si entras, pero que te puede expulsar a patadas si no lo haces :)
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarPues no lo conocía, pero creo que de momento lo dejaré pasar, porque me apetecen lecturas muy diferentes.
Un abrazo
Gracias por tu comentario :)
EliminarLo tenía anotado porque en su día me llamó la atención... ahora más =)
ResponderEliminarBesotes
Espero que lo disfrutes :)
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