Barrio lejano, de Jirō Taniguchi

Barrio Lejano
Jirō Taniguchi (trad. de K. Suzuki / M. Barrera)
Ponent Mont
Tomo integral | 408 páginas | 24€



¿Cuántas veces no has soñado con revivir algún momento del pasado? ¿Cuántas veces no has querido cambiar algo de tu trayectoria vital? Probablemente, esta es una de las cavilaciones que más suelen ronronear por nuestras cabezas. Esos “Y si…” permeando a través de nuestros pensamientos. Es algo inherente al ser humano, o eso quiero creer. Ejemplo de ello son varias películas o novelas: Cuento de Navidad, las recomendables Family Man o The Kid, o la siempre nombrada Regreso al Futuro. Nos interesa el pasado, ver con otros ojos lo que ocurrió y saber, si cambiando alguna decisión (vital o no), nuestro camino nos llevará a otro lugar. Pero como estamos advertidos por la ficción, una y otra vez, no suele acabar bien.

Sin embargo, Barrio Lejano propone algo diferente. Eso sí, el punto de partida es exactamente el mismo. Hiroshi Nakahara se encuentra de regreso a casa tras un viaje de negocios cuando se percata de que, por error, ha tomado un tren que le conduce a su barrio natal. Sin darse cuenta, paseando por el pueblo, llega hasta el viejo cementerio donde esta enterrada su madre. Repentinamente, y sin explicación alguna, se ve catapultado a revivir su infancia. Eso si, conserva sus recuerdos y conocimientos de adulto. Una vez superado el impacto inicial, Nakahara comienza a buscar un sentido a lo que sucedió años atrás y ver, si de alguna forma, consigue que su padre no desaparezca una noche de verano.

Taniguchi, desde el puro costumbrismo, va tejiendo un relato nostálgico que se balancea entre el drama familiar y una reflexión sobre el paso del tiempo. Por momentos, Nakahara revive -y nos hace vivir- esos idílicos días de felicidad y despreocupación de la infancia, donde las clases y poco más abarrotaba de preocupaciones nuestras mentes. Barrio lejano es una historia introspectiva, que busca reflexionar sobre las decisiones vitales que tomamos a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, su personaje principal se queda en la mera superficie y la reflexión no llega a tener la profundidad que parece buscar. Su mayor virtud reside en como el autor aborda una segunda madurez para su protagonista, como redescubre el pasado de su familia, siendo al fin consciente de su ignorancia adolescente.

Es este aspecto, esta consciencia adquirida de forma progresiva en cada capítulo, lo que más he disfrutado de la lectura. Un costumbrismo inmersivo, progresivo y coherente en el mundo de la familia de Hiroshi. Taniguchi presenta una historia de realismo mágico en la que pretende remover historias familiares del pasado, sin caer en el argumento fácil ni melodramático. El autor echa un vistazo con afecto a la infancia a la par que busca mostrar los diferentes puntos de vista de una decisión vital. Barrio Lejano prefiere no perderse en paradojas temporales ni indagar en lo ocurrido, sino solo mostrar una parábola sobre la aceptación y el puro crecimiento personal. Hablar sobre los anhelos perdidos y las decisiones difíciles sin maldad. Busca mostrar puntos de vista y comprensión. Nada más.

Todo ello lo hace desde el preciosismo gráfico. El dibujo hiperrealista de Taniguchi nos transporta hasta el colegio o la vida de pueblo, enfatizando las expresiones faciales de cada personaje y dejando viñetas llenas de detalles y preciosismo. Por mi mente no paraba de resonar la banda sonora de la fabulosa Recuerdos del ayer. Quizás falte sensación de movimiento, pero el trazo de un maestro como Taniguchi lo compensa con estampas perfectamente narradas, siempre con ritmo y haciendo fluir la lectura como pocos. Barrio lejano es una historia de viaje en el tiempo que permite, si no es que lo pretende, hacernos conscientes de nuestro camino en el presente y quitar la lapida sobre ese pasado que tanto nos puede atormentar.

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Comentarios

  1. Me parece bastante interesante, no hace mucho le estuve echando un ojo.

    Besotes

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    Respuestas
    1. Un manga de esos que podemos decir imprescindibles :)

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