¿Cuántas veces no has soñado con
revivir algún momento del pasado? ¿Cuántas veces no has querido cambiar algo de
tu trayectoria vital? Probablemente, esta es una de las cavilaciones que más
suelen ronronear por nuestras cabezas. Esos “Y si…” permeando a través de
nuestros pensamientos. Es algo inherente al ser humano, o eso quiero creer.
Ejemplo de ello son varias películas o novelas: Cuento de Navidad, las recomendables Family Man o The Kid, o la
siempre nombrada Regreso al Futuro. Nos interesa el pasado, ver con
otros ojos lo que ocurrió y saber, si cambiando alguna decisión (vital o no),
nuestro camino nos llevará a otro lugar. Pero como estamos advertidos por la ficción, una y
otra vez, no suele acabar bien.
Sin embargo, Barrio Lejano
propone algo diferente. Eso sí, el punto de partida es exactamente el mismo.
Hiroshi Nakahara se encuentra de regreso a casa tras un viaje de negocios
cuando se percata de que, por error, ha tomado un tren que le conduce a su
barrio natal. Sin darse cuenta, paseando por el pueblo, llega hasta el viejo
cementerio donde esta enterrada su madre. Repentinamente, y sin explicación
alguna, se ve catapultado a revivir su infancia. Eso si, conserva sus recuerdos
y conocimientos de adulto. Una vez superado el impacto inicial, Nakahara
comienza a buscar un sentido a lo que sucedió años atrás y ver, si de alguna
forma, consigue que su padre no desaparezca una noche de verano.
Taniguchi, desde el puro
costumbrismo, va tejiendo un relato nostálgico que se balancea entre el drama
familiar y una reflexión sobre el paso del tiempo. Por momentos, Nakahara
revive -y nos hace vivir- esos idílicos días de felicidad y despreocupación de
la infancia, donde las clases y poco más abarrotaba de preocupaciones nuestras
mentes. Barrio lejano es una historia introspectiva, que busca
reflexionar sobre las decisiones vitales que tomamos a lo largo de nuestra
vida. Sin embargo, su personaje principal se queda en la mera superficie y la
reflexión no llega a tener la profundidad que parece buscar. Su mayor virtud
reside en como el autor aborda una segunda madurez para su protagonista, como redescubre
el pasado de su familia, siendo al fin consciente de su ignorancia adolescente.
Es este aspecto, esta consciencia
adquirida de forma progresiva en cada capítulo, lo que más he disfrutado de la
lectura. Un costumbrismo inmersivo, progresivo y coherente en el mundo de la
familia de Hiroshi. Taniguchi presenta una historia de realismo mágico en la
que pretende remover historias familiares del pasado, sin caer en el argumento
fácil ni melodramático. El autor echa un vistazo con afecto a la infancia a la
par que busca mostrar los diferentes puntos de vista de una decisión vital. Barrio
Lejano prefiere no perderse en paradojas temporales ni indagar en lo
ocurrido, sino solo mostrar una parábola sobre la aceptación y el puro
crecimiento personal. Hablar sobre los anhelos perdidos y las decisiones
difíciles sin maldad. Busca mostrar puntos de vista y comprensión. Nada más.
Todo ello lo hace desde el
preciosismo gráfico. El dibujo hiperrealista de Taniguchi nos transporta hasta
el colegio o la vida de pueblo, enfatizando las expresiones faciales de cada
personaje y dejando viñetas llenas de detalles y preciosismo. Por mi mente no
paraba de resonar la banda sonora de la fabulosa Recuerdos del ayer.
Quizás falte sensación de movimiento, pero el trazo de un maestro como
Taniguchi lo compensa con estampas perfectamente narradas, siempre con ritmo y
haciendo fluir la lectura como pocos. Barrio lejano es una historia de
viaje en el tiempo que permite, si no es que lo pretende, hacernos conscientes
de nuestro camino en el presente y quitar la lapida sobre ese pasado que tanto nos
puede atormentar.
Me parece bastante interesante, no hace mucho le estuve echando un ojo.
ResponderEliminarBesotes
Un manga de esos que podemos decir imprescindibles :)
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