Siempre que digo que no soy un
buen lector de ciencia ficción, hay algunas personas que se alarman a mi alrededor. No lo digo
yo, lo dicen los datos sobre mis lecturas. Si me encuentro en la vicisitud de
elegir entre fantasía o ciencia ficción, mi camino va hacia los senderos del fantástico en un 99% de las ocasiones. Sin embargo, conste en acta, disfruto
leyendo ciencia ficción. De verdad. Si, lo sé, suena contradictorio, pero es
así. La literatura de ideas, aquella que especula sobre nuestro futuro, que lleva
un paso más allá los niveles de lectura y perdura en el tiempo. Más o menos es
lo que me ha pasado con el fenómeno literario de 2020: Exhalación, de
Ted Chiang. La reunión con mi club de lectura me hizo ver, aunque no me diera
cuenta al principio, que cada uno de los textos ganadores del premio Locus a
mejor colección me había dado algo en que pensar y como por arte de magia, algunos se
habían grabado en la memoria. Quizá, por algo ha sido un fenómeno.
Ciencia ficción ensayística
En Exhalación podemos leer
nueve textos escritos entre 2007 y 2019, que fueron publicados en diversos
medios y recibidos, como todo lo que escribe Ted Chiang, como acontecimientos.
Nueve textos de lo más diversos pero entroncados por un estilo reflexivo y
meditabundo, más cercano al ensayo científico que al relato por si mismo. Cada
historia -salvo la primera y la última- especula con ideas o conceptos
científicos en relatos donde los personajes son meras marionetas de un debate
didáctico. Los planteamiento y premisas son interesantes, pero su desarrollo
resulta frio, creando cierto distanciamiento con el lector y fabricando una especie de ensayos
disfrazados de ficción que a veces, parecen una mera excusa de Ted Chiang para
hablar sobre un concepto que ha descubierto.
Ciencia ficción humanista
Los nueve textos apilados para la
colección corren por los senderos temáticos habituales de la ciencia ficción,
pero con un enfoque mucho más actual. Reflexiones sobre la tecnología y su
impacto social, así como ciertas preocupaciones ontológicas permean sus textos, pero sin ser tan catastrofista como Black Mirror. Ted Chiang
prefiere dotar sus reflexiones de cierto optimismo futurista, creyendo en gran
medida en la humanidad y su capacidad de cambio, pero sin dejar de lado sus pensamientos y
preocupaciones sobre lo social, lingüístico y etológico. El tiempo, su
inexorabilidad y marca vital, también están presentes, tanto como el libre
albedrío, en cada uno de las historias.
Hablemos de los relatos
Como buena colección que se precie, es complicado mantener un nivel constante. Sin embargo, los textos de Chiang tienen algo especial que perdura en el tiempo y no se olvida del todo. Sus premisas y puntos de partida son tan potentes que resultan prácticamente inolvidables para el lector. En este campo destaco El comerciante y la puerta del alquimista, donde es capaz de ensamblar tres relatos en uno, en una historia donde un hombre árabe tiene una puerta que le permite viajar al pasado y que le valió el premio Hugo y Nébula en 2008. El ciclo de la vida de los elementos de software, una compilación de años educando y criando a unos seres digitales, que le valió nada menos que el premio Hugo y Locus en novela corta de 2011. Y por supuesto, el favorito de muchos (y mío también), La ansiedad es el vértigo de la libertad, donde un aparato cuántico permite abrir realidades paralelas donde las personas, por tiempo limitado, pueden comunicarse con otras versiones de sí mismos.
¡Holaaaa!
ResponderEliminarPues me pasa como a ti, que yo también disfruto de la ciencia ficción pero normalmente tiro por el campo de la fantasía jajaj
Pues este libro empecé a leerlo, leí el primer relato pero me quedé un poco como... ewww no se que pensar. Así que bueno, viendo la huella que ha dejado en ti, lo mucho que te han hecho reflexionar los relatos y que no se olvidan con el paso del tiempo... está claro que tengo que retomarlo.
¡besos!
Creo que es un de esos libros que va dejando poso según pasa el tiempo. Espero que le sacaras provecho a otra oportunidad :)
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