Cuando un lector se enfrenta al
tercer volumen de una tetralogía, es probable que piense que sabe más o menos lo que se va a
encontrar. O no. Con el Tensorado y Neon Yang admito que uno ya no sabe que esperar. Y es
que le autore singapurense ha elaborado una tercera entrega para su saga de
novelas cortas que en gran medida no tiene nada que ver con las anteriores. Ya
paso algo similar con Los hilos rojos de la fortuna, segunda entrega de la
saga, que cambiaba por completo la temporalidad y el punto de vista de la
historia. Esta tercera entrega también cambia de nuevo su punto de vista, pero lo que la diferencia es en la
forma que se configura la historia.
La investigación de Chuwan
Sariman
Esta tercera entrega del
Tensorado gira en torno a una investigación clasificada. Algo terrible ha
sucedido en el Instituto de Métodos Experimentales Rewar Teng, donde un mar de
sangre y huesos son la consecuencia directa de un fatal experimento. Solo quedan unas pocas
pistas para investigar y dos prisioneros: Sanao Akeha y Rider. Todo El descenso de los monstruos gira en torno al rompecabezas que debe ir uniendo
el tensor Chuwan Sariman. Neon Yang configura formalmente esta tercera entrega
a través de cartas, transcripciones de diarios y entrevistas, así como algunos
informes oficiales, dando un aire de misterio que no poseían las otras entregas.
La forma empleada de esta tercera
entrega del Tensorado se parece a las anteriores, visitando momentos puntuales
como si fuera un guion gráfico, pero a la vez no del todo. La conexión entre
cada documento es continua y el formato epistolar va ganando enteros con el
paso de las páginas. La consolidación de la trama le da El descenso de los
monstruos le da un ritmo muy especial, donde nos sumamos cual detectives al
tablero de juego del tensor Sariman y tratamos de sacar a la luz los sucios
secretos que parece esconder el Protectorado. Por ejemplo, para ello, algunos de los documentos
que nos son vedados al principio los podemos leer más tarde, completando así el
panel de juego.
El nuevo enfoque del Tensorado
La continua experimentación de Neon Yang con la forma también ha dado diversos puntos de contenido. Es más, esta
tercera entrega nos da un nuevo ángulo desde el que poder explorar el mundo del
Tensorado. En El descenso de los monstruos le autore se centra más en toda esa
corrupción que comenzábamos a vislumbrar en Las mareas del cielo negro. Al ser Chuwan Sariman un investigador de clase media, que no es de la
realeza ni rebelde como Akeha o Mokoya, observamos de primera mano la represión que el Protectorado ejerce sobre ella.
Documentos tachados. Informes que
no llegan. Malentendidos burocráticos. Poco a poco Sariman se va dando cuenta a
lo que se enfrenta, a su espantosa realidad. Lo hace a través de sus
escritos, de su diario personal, donde nos habla de forma directa y hasta cierto
punto grosera, pero donde busca desentrañar la verdad y hacer justicia. Por que
este libro, en definitiva, habla sobre el destino y como cada acción que
realizamos puede iniciar una revolución. Una revolución, por pequeña que sea, que puede terminar con un gran poder.
Reelaborando Jurassic World
Hasta ahora he hablado de investigaciones y complots políticos, pero por supuesto la dosis de magia está presente en esta tercera entrega, aunque sea en mucha menor medida que las anteriores. También hay que tener en cuenta que el punto de vista es otro. El descenso de los monstruos se centra mucho más en la parte biológica, en la megafauna de la saga (ya sabéis, los nagas y los velociraptores) más que en el arte de tensar, enfrascándose en un debate ético sobre la experimentación científica. Es más, casi por momentos podríamos llegar a afirmar que se trata de una reelaboración de la trama de alguna película de Parque Jurásico.
¡Holaaaaa!
ResponderEliminarDesde luego cambia mucho el tono de los otros dos libros, aunque por otro lado, se agradece el nuevo enfoque del mundo y los nuevos descubrimientos.
Epistolar, mucha burocracia, muchos informes censurados... uuuuh, tiene un tono muy único que se aprecia, pero para mí no llega ni de lejos al nivel de los dos primeros, y por desgracia el siguiente tampoco.
¡besos!
Es que el segundo toca demasiado el corazoncito <3
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