Johanna Sinisalo (Trad. de David
Tejera Expósito)
Roca Editorial
Si desde hace unos años la situación tanto política como social del mundo han provocado un crecimiento exponencial del género distópico entre nuestros estantes, la corriente feminista que arrastra El cuento de la criada desde la llegada de su adaptación televisiva va a la par. Fácilmente se nos viene a la cabeza varios títulos como The Power, de Naomi Alderman o Voz, de Christina Dalcher. Publicada originalmente en finlandés allá por 2013, traducida anteriormente en 2016 al inglés y ahora por fin al castellano, El núcleo del sol es una distopía feminista que encuentra varios puntos de divergencia con sus contemporáneos. El principal es que aquí no sé trata de derrocar a un sistema, sino simplemente de sobrevivir a él.
Una Finlandia picante
Arrancamos en una Finlandia adscrita a un régimen totalitarista: repleta de censura, con un emergente bloqueo de mercancía y una fuerte situación gubernamental de heteropatriarcado. El
gobierno ha decidido controlar la natalidad, donde solo las mujeres sumisas y
fáciles de manipular pueden tener hijos. Las mujeres rebeldes o consideradas inteligentes
son esterilizadas y marginadas desde niñas , utilizadas para la pura servidumbre. Como en todo
régimen prohibitivo, siempre existe un mercado negro que provee de los
productos ilegales. Y aquí, es donde radica el punto interesante en El núcleo
del sol.
Ilustración de Heather Aston
Capsaicina. Picante. Los
alimentos picantes generan unas propiedades químicas en nuestro cerebro que
funcionan a modo de droga. En esta Eusistocracia (término empleado por la novela), por
supuesto, las guindillas juegan un elemento imprescindible. Así conocemos a
Vanna, una eloi (mujer sumisa) que en realidad no lo es. Inteligente, luchadora
y con ansias de libertad, Vanna tratará de averiguar que le ha ocurrido a su
hermana desaparecida tras haber convivido con su agresivo marido.
Experimento narrativo
Sinisalo teje un collage de
cartas, informes, entradas de diccionario y más documentos para ir
desgranando tanto la historia de Vanna y sus ansias de libertad, como todo el
universo distópico que ha creado. Un recurso tan inteligente como interesante
que permite a la finlandesa imponer un gran ritmo a la historia, pese a que la
acción se pueda contemplar a cuentagotas. Los capítulos cortos y el negrísimo sentido del
humor de la autora, con ese aire directo en el que percibimos la rabia
mientras tecleaba cada palabra, hacen que las páginas vuelen y la retrospectiva
de la historia vaya cobrando fuerza, manejando con acierto el tempo de cada
pasaje.
Sin embargo el libro, dividido en
dos partes, se siente un tanto descompensado. La primera parte indaga en la
vida de la protagonista hasta el momento actual. Vemos a Vanna llegar hasta el
momento actual de su vida, sirviendo de foco para conocer a fondo esta prohibitiva
Finlandia. La trama principal apenas avanza y a veces peca de redundante en los
artículos o informes, pese a que me parece un buen recurso. Tras el tramo medio, donde el lector ya conoce la mayor parte de lo planteado por Sinisalo y baja un
poco el interés, el tramo final remonta con un final que pone la directa. Cuanto menos, te deja con la boca abierta. Por que admitámoslo, mezclar género
con guindillas no esta al alcance de cualquiera, y Sinisalo te remata con un
final de esos que no se olvidan.
Una novela menos oscura, opresiva
y descarnada que sus contemporáneas, pero que funciona bien e
impresiona por ser capaz de mezclar dos conceptos como el de guindillas y ciencia
ficción distópica. Una historia ágil, interesante, con un punto de humor negro y alguna de las escenas más WTF? que he leído el año pasado.
Gracias a Roca Editorial por apostar por un título como este y permitirnos leer algo representativo del finnish weird.
Otras reseñas de interés:
Las distopías me cuestan. No suele centrarme en la lectura. Un beso.
ResponderEliminarEn esta es fácil entrar, por que los documentos son una buena forma de presentar todo su universo. Si le das la oportunidad, me cuentas :)
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