Caro Waro | Garbunka
Spaceman Project
Infecciones fúngicas que otorgan poderes especiales. Seres encadenados al destino de los otros mediante hilos invisibles. Extrañas enfermedades incurables. Crepanquine, un pequeño país desconocido, sufre La Maldición. Esta, transforma el dedo índice en una varita mágica que concede extraños poderes paranormales a su portador, siempre y cuando la infectada sea mujer. Pero también, hace que su personalidad sea casi borrada. En caso de ser hombre, te conviertes en fiel sirviente de las mujeres malditas. Algunos solo piensan que esto es una leyenda. Otros, dicen que los dioses han vuelto a Crepanquine para vengarse. Pero Rino y Xental lo tienen claro: la Maldición existe y es real.
Cuando la madre de Rino y la
hermana de Xental caen bajo el yugo de la enfermedad, ambos deben aliarse para
encontrar la cura a este problema de aparente e imposible solución. Es el inicio de
una aventura más grande de lo que podrían esperar. Garbunka escribe una historia
con tintes fúngicos y mágicos que se enreda bastante en sus primeros compases,
donde no queda claro ni quienes son los protagonistas, ni hacia donde quiere ir.
Pesé a que el paso de las páginas es ágil, la falta de información para el
lector puede suponer un pequeño hándicap. Los hilos narrativos empiezan a coger
forma en el tramo final, dejando todo tan centrado como dispuesto para su segunda y última entrega.
Crepanquine juega fuerte la carta
de lo cuqui. Al igual que Made in Abyss, bajo el manto de la dulzura visual se
esconde un elemento de oscuridad. Aventura, magia, leyendas ancestrales,
poderes extraños y sueños premonitorios. El viaje de Rino y Xental hasta los
orígenes de la maldición y su propagación serán el motor de arranque para una
historia repleta de imaginativa y naturaleza. Una naturaleza que será importante en la historia. La más llamativa, su concepto mágico: poderosas varitas que ejercen de parásitos, en todo el esplendor de la palabra. Cada varita consume y hace degenerar a
su huésped tras nacer en su dedo índice, adoptando diferentes formas y otorgando diversos poderes. O al menos, eso es lo que sabemos por el momento, ya que queda
bastante información por desvelar.
El as bajo la manga -aunque se ve
desde la portada- es su arte. Caro Waro firma un dibujo preciosista, que
empasta las acuarelas con el dibujo más tradicional y digital. Repleta de
referencias a Miyazaki o Satoshi Kon (debéis ver la escena del concierto),
Crepanquine demuestra amor por la naturaleza en cada viñeta. Respeto, admiración y temor. Las
localizaciones ideales y llenas de luz pasan a parajes más oscuros y sombríos
con pasmosa facilidad. Tanto el color como el diseño de personajes son todo un acierto. El primero, por que llama la atención con solo abrir una
página. Lo segundo, por que la curiosa mezcla de dibujo más infantil y trama
más oscura funciona a la perfección.
El primer volumen de Crepanquine financiado vía Spaceman Project ha resultado una curiosa
presentación para la historia que Garbunka y Caro Waro nos quieren contar.
Mucha aventura, bastante magia y un poco de misterio. Es una pena que el
comienzo sea tan confuso y la trama tarda unas cuantas páginas en coger buena
forma, porque desde que se van atando los cabos sueltos, la historia es tan
interesante como sorprendente.
Otras reseñas de interés:
Me había llamado la atención, pero no lo veía claro del todo, y sigo más o menos igual jejeje Lo hojearé y ojearé, y a ver si así me decido ;-)
ResponderEliminarBesos.
¡Ya me contarás! :)
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