Blackwater V: La fortuna, de Michael McDowell

Blackwater V: La fortuna
Michael McDowell (trad. de Carles Andreu)
Blackie Books
Bolsillo | 260 páginas | 9,90€



¿Es Blackwater ya el fenómeno comercial del año? Tengo pruebas y cero dudas. La jugada maestra de Blackie Books parece haber salido a la perfección y ha conseguido que miles de lectores acudan a las librerías cada quince días a por su dosis de los Caskey. Y es que Blackwater es un verdadero fenómeno — probablemente irrepetible— que consigue engatusarnos como lectores, manteniendo nuestras garras lectoras bien clavadas en esa telenovela familiar sureña con toques espeluznantes dignos de los años ochenta. La cotidianidad de Perdido se fusiona con un miedo que (parece) reside a la vuelta de la esquina — o del párrafo— y juega siempre, de forma constante, a mantenernos expectantes sobre qué será lo siguiente que ocurrirá. Hemos vivido ya junto a varias generaciones de Caskey entre todas estas páginas (casi unas 1300, aunque parezca mentira), pasado cientos de vicisitudes y guerrillas familiares junto a ellos, pero el capítulo final ya está a la vuelta de la esquina. Mientras, hablemos un poco de La fortuna.

Portada original

La fortuna sonríe a los Caskey
Continúa la saga familiar de los Caskey después de algunos cambios importantes que ocurrieron en el último libro. Sin mucho spoiler, el marido de Frances (Billy) se dedica a organizar el patrimonio de los Caskey, para que cada uno de los miembros de la familia sepa exactamente cuanto posee. Miriam toma (al fin) el control absoluto del aserradero. Nacen nuevos miembros de la familia y regresan algunos del pasado que estaban (o lo parecía) desaparecidos por completo. Aparecen nuevas opciones de negocio que prometen situar a la familia Caskey como la más rica de toda Alabama, si no lo es ya en estos momentos. La guerra ha terminado y son los años de bonanza, donde la recuperación económica se consolida y los negocios de la familia pasan a ser el motor de sustento y crecimiento del pueblo, que olvida la gran depresión y las consecuencias de la guerra.

Un imperio para ser derribado
Ya sabemos, a estas alturas, que Blackwater es una saga que vive en constante evolución, que toma caminos diferentes e inesperados cada dos por tres (y por eso nos gusta). Lo de telenovela gótica del sur no es por nada, y alguno de los giros que suceden aquí lo convierten en mi volumen favorito, junto al tercero (La casa) que marcó un antes y un después. Y es que aunque La fortuna tiene un ritmo similar al anterior y es un situación, a priori, de opulencia y prosperidad, tanto para Perdido como para la familia, es curioso ver como las nuevas generaciones están empezando a coger el relevo, mientras que algunas de las más mayores se vuelven insoportables hasta la extenuación. El crecimiento de los personajes, de Frances a Miriam sobre todo en los dos últimos libros, está perfectamente alineado con las evoluciones y giros argumentales que enriquecen la sucesión y temporalidad de cada libro. Al final, parece que McDowell está construyendo un imperio lujoso y bien bonito, con aire a felices para siempre que espero —rogó e invocó— no lo sea.

Ilustración interior de la edición de Suntup

El esperado elemento fantástico
Si eras de esos lectores de Blackwater que siempre se estaba quejando por qué el elemento fantástico o sobrenatural siempre (parecía) permanecía en la sombra, quizá La fortuna consiga satisfacerte en gran medida. Esta entrega responde a muchos de los interrogantes, sobre todo gracias a Frances y a toda su constante evolución durante esta quinta entrega. A Elinor parece que se le suelta la lengua cuando se trata de su hija predilecta, y las circunstancias de La fortuna, obligan a que muchos de los secretos sean liberados con crípticas respuestas. Más que en cualquiera de las entregas anteriores, en este quinto volumen se explora la misteriosa naturaleza de las — ahora— tres generaciones de damas/criaturas del lago. ¿Y qué nos deparará el sexto y último volumen tras ese sorprendente e inesperado final? ¿Conseguirá el final de la saga estar a la altura de todo lo que ha conseguido generar? Los finales nunca son algo fácil y no tengo ni idea de como McDowell va a cerrar todo esto, pero con la Lluvia (título sugerente, cuanto menos), nos llegaran (o no) las esperadas respuestas.

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