Toshikazu Kawaguchi
Plaza y Janés
Rústica / Digital | 272 páginas | 16,90€/ 6,99€
La cafetería del tiempo
En Tokio, en una pequeña cafetería llamada Funiculi Funicula, siempre y cuando los clientes respeten todas las reglas, es posible viajar en el tiempo. Esto permite a los visitantes de la cafetería viajar al pasado si desean revivir un momento o visitar a un ser querido, pero sabiendo que no se puede cambiar el presente. La novela sigue las historias del personal del café, en particular de la barista Kazu, y de cuatro clientes diferentes que optan por retroceder en el tiempo con la esperanza de volver a conectarse con algo que perdieron. La visita de la empresaria Fumiko, que intenta reparar la relación con su novio una vez que este se fue a trabajar a Estados Unidos. La enfermera Kohtake, que quiere leer una carta que su marido, actualmente afectado por el Alzheimer, le ha escrito y nunca entregado. La de Hirai, que intenta conversar con una hermana a la que ha estado evitando media vida; y la de Kei, que intenta viajar al futuro para hablar con su hija por nacer.
Fotograma de su adaptación Café Funiculi Funicula (2018)
El pasado no se puede alterar, pero el futuro permanece abierto
Si vienes a leer Antes de que se enfríe en café como fanático de los viajes en el tiempo y las paradojas temporales, tengo una mala noticia: no es un libro para ti. Toshikazu presenta un sistema de viaje en el tiempo que no tiene complicaciones y es maravillosamente simple: solo hay cinco reglas que seguir. Como explica la camarera del café en las primeras páginas del libro — y en cada una de las historias— el viajero no se puede mover de la de silla, solo puedes encontrarte con quien haya estado antes en la cafetería, el presente no será alterado cuando visites tu pasado hagas lo que hagas y sobre todo, debes terminar el café antes de que se enfríe para poder volver. Al eliminar la posibilidad de causa y efecto, Toshikazu crea una historia donde el viaje en el tiempo es algo secundario respecto al desarrollo de los personajes. Sin embargo, aunque ese presente no se altera como tal, el futuro permanece abierto y cada agridulce visita trae consuelo y cierta dosis de amor para el viajero.
Cerrando ciclos y pérdidas
El fascinante y sencillo concepto central no tiene que ver tanto con los viajes en el tiempo, sino más bien con una meditación de cómo los humanos manejan la pérdida, física y psicológica, de un ser querido. La novela se divide en cuatro secciones distintas, cada una de ellas centrada en un cliente habitual del café donde se desarrolla la novela y asimismo, con un tema de cierta resonancia emocional. Sin embargo, leyendo la novela, vemos como en el acto final todas ellas están, de cierta manera, cohesionadas. La escritura de dramaturgo —un escenario, cuatro actos— de Kawaguchi se siente torpe a veces y un tanto abrumadora en sus descripciones al ser una novela, pero el resultado final es bastante conmovedor y esta repleta de cierto significado duradero pese a su palpable tristeza esperanzadora.
La narrativa tentadoramente lenta y suave, que nos sumerge en la atmósfera especial de esa cafetería tranquila con tres relojes, explora a través de cada historia temas como el arrepentimiento, la importancia de vivir el presente y sobre todo, de no crucificarse por las oportunidades perdidas y decisiones del pasado. Antes de que se enfríe el café destaca la idea de que, si bien viajar en el tiempo puede parecer una forma de corregir errores del pasado o de cambiar el futuro, en última instancia, muestra que el momento presente es el único que realmente importa. Es el combustible para extraer la fuerza de la tristeza y el dolor, de perdonarnos por nuestros errores, y cambiar hacia ese futuro que realmente queremos vivir.
Otras reseñas de interés:
¿Y solo tres estrellas? Parece escrito con mucho cariño
ResponderEliminarDiré una y mil veces que las estrellas son algo subjetivo, y en mi caso, tres estrellas es un libro que me gusta, que está bien, recomendable, pero no me enamora.
EliminarHola, Mangrii:
ResponderEliminarLo tenía en el punto de mira, creo que me gustará.
Para mí tres estrellas también es un libro que he disfrutado, pero que no me ha encantado: ha estado bien, pero no será mi lectura del año y seguro que no lo volveré a leer.
Un beso.
¡Exacto! Espero que si te lo lees pases un ratejo agradable como casi todos los que le damos una oportunidad :)
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