El rito circular, de Iván Ledesma

El rito circular
Iván Ledesma
Dolmen Editorial
Rústica / Digital | 344 páginas | 17,95€ / 2,99€



Amigo, si estas aquí (huye), eres bienvenido a la Colmena. O más bien debería decir lo siento, por que es difícil que vayas a salir de aquí. Al menos, vivito y coleando, quiero decir. En la Colmena nos les gusta nada que la gente meta las narices en sus asuntos. ¿Qué no sabes lo que es la Colmena? Acércate amigo, yo te lo cuento. Es un sitio repleto de edificios enormes y bastante feos, ahí a las afueras de la gran ciudad. Sí, donde hubo tantos muertos y un incendio hace unos cuantos años. De un complejo de doce torres que iban a ser, al final, ya sabes como va la cosa en el mundo de la construcción, son solo ocho torres y esta última esta a medio hacer, destinada a viviendas sociales.

Aquello funciona como una especie de autogobierno, donde tienen sus propios establecimientos, sus propias creencias, mitología e historia. Todo anda tranquilo en estos días hasta que Xavier, uno de los vecinos del lugar, se ha suicidado. O eso parece en un primer vistazo. Han llamado a la poli, y como te dije antes, una vez que entras aquí, lo difícil es salir. Alex y Arda, los polis, están empezando a escarbar e investigar en la historia de la Colmena. En lo que sucede por aquí, ya sabes, sobre todo en ese tercer sótano del parking. Desapariciones de niños, muertes extrañas,… La boss sabe algo, pero no sé si va a soltar prenda. ¿Te vienes conmigo hasta la Colmena?


El poder del enganche
Una vez que entras en la Colmena, lo difícil es salir. Una vez que coges El rito circular, lo difícil es soltarlo. Y no solo por que toda la historia pase dentro de un mismo complejo de edificios. Iván Ledesma escribe como si fueran puñaladas certeras que nunca te dejan desangrarte. El rito circular se mueve como un velociraptor bajo tus ojos, con capítulos sintéticos de apenas dos o tres paginas. El arma principal es su capacidad absoluta para mostrar personajes y escenario en apenas cuatro pinceladas, mientras a la vez, te atrapa en la lectura y su trama. Un poder absoluto del enganche, en el que cada nimio detalle tiene relación con lo que va a suceder en los siguientes capítulos, y donde la sensación de claustrofobia aumenta a pasos agigantados con cada vuelta de hoja.

El escenario protagónico
El rito circular es una novela coral. Sin embargo, es una novela coral con un claro protagonista: el escenario. Esa constreñida y malrollera torre de la Colmena. Por ella se mueve una amalgama de personajes poliédricos y diferentes, que parten de arquetipos (pero que no lo son) y que responden a diferentes necesidades (niños, la anciana que “sabe cosas”, la poli que viene de fuera…) de la historia. Vehículos de la trama que se muestran más profundas de lo que parecen en un primer vistazo, mostrando una tridimensionalidad con que la que al final es fácil empatizar. Sin embargo, la Colmena, con sus humanos y seres sobrenaturales, se convierte en el absoluto protagonista. En un protagonista que tiene su propio misticismo y te emponzoña nada más pisarlo. Y cuando pillas el ascensor… ni te cuento.
 

Terrores humanos
Entre este cóctel de criaturas con aire lovecraftiano y esoterismo nazi, hay una cosa que une a todos los personajes. Todos son personas rotas. Personas desgastadas por el trauma y perseguidas por su pasado. Todas sobrellevan la muerte y la desaparición de seres cercanos como pueden. Por que sin genero de duda, la muerte es uno de los mayores terrores humanos. De los que más nos atormenta. Iván introduce esta preocupación en El rito circular, pero le da un sentido. Una explicación sobrenatural que ayuda hacer del trauma algo más liviano. Pero para llegar a esa explicación, a entrever esa patina de esperanza, debemos pasar un mal rato por el ambiente opresivo de la Colmena. Por que a veces lo sobrenatural es el bálsamo que necesitamos para afrontar la realidad.

El multiverso del terror
Dejando claro que el copyright de la frase es de Vanessa (¡escuchad Librorum, insensatos!), El rito circular forma parte del universo creado por Iván Ledesma a través de sus novelas. Sin embargo, este universo funciona de forma independiente con cada nueva novela. Puede que haya detalles, apariciones de personajes o alusiones veladas a eventos que conoces de otras novelas como Negorith (El Transbordador, 2021) o relatos publicados por el autor, pero no son más que guiños a una especie de multiverso del terror que el lector puede armar como quiera y cuando quiera. Un universo adulto, pese a lo que pueda parecer la portada de esta novela, que trata temas crudos pero que pone sobre el escenario a unos niños bastante realistas (dignos herederos de Stephen King) que dan fe de la poca sensibilidad humana.

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