En noviembre del año pasado Layla Martínez golpeaba fuerte,
agotando una edición tras otra, con un libro llamado Carcoma. No es cuestión baladí,
pero esta consecución de agotar ediciones lleva repitiéndose con el tiempo, aún hoy en
día. No por nada, alguien como Belén Gopegui dijo que era un “acontecimiento
literario”. Por una vez, los blurbs y las fajas no se quedaron cortos. Carcoma,
nacido de un relato corto elaborado para la antología Cuadernos de Medusa vol.III, es
una historia de terror capaz de codificar dentro de una historia de fantasmas todo un
retrato de la violencia patriarcal y rendir cuentas a todos los rostros sin nombre desaparecidos.
Esta es la historia de un duro regreso a casa. El de una
nieta que vuelve a su casa familiar. Allí esta su abuela, perdida en el pasado
y en las sombras que parece ver en todos los rincones. Sombras convertidas en
fantasmas. Fantasmas convertidos en voces que le piden cosas para alcanzar la
paz. Voces y sombras que hablan del pasado, de los recuerdos que guardan esas cuatro
paredes de la casa y que son incapaces de salir. Los vecinos reniegan de las
dos a la luz del día, pero todos acuden cuando las necesitan durante las
noches. Sin embargo, esas voces, esas sombras que habitan la casa, nos quieren
contar su propia historia.
Con una tensión palpable desde las primeras líneas, Carcoma construye una historia de venganza cocinada a fuego lento, poniendo el foco en la violencia patriarcal a través del terror. La historia, contada a través de la abuela y la nieta, con dos líneas narrativas que se entrelazan y retroalimentan mutuamente, sacan a relucir todo el rencor que quema por dentro a sus protagonistas. Una picazón, una carcoma, que se nos pega a la piel y nos muestra una herida generacional. Los traumas, los miedos heredados y convertidos en marcas familiares, se enlazan, repiten y abrazan lo monstruoso. Unos cimientos que son, ante todo, la base de la sociedad actual.
Carcoma no se queda en esa historia de venganza
personal que promete. La comezón que recorre las venas de cada protagonista traspasa el
papel y lo lleva camino de la historia pura y dura, hacia esos pueblos donde el
escalafón entre pobreza y riqueza es inconmensurable. Esos lugares de la España profunda donde las oportunidades no
están al alcance de todos y el abuso de poder es la orden del día. Carcoma
también habla sobre todas esas almas anónimas y perdidas, sobre todos aquellos rostros que se erigió
nuestra sociedad actual. Es un retrato de esa España que abraza lo
sobrenatural, de esas temibles creencias que a veces provocan más temor que la
propia magia.
Me has dejado claro que este es de los míos 😊
ResponderEliminarUn beso, Mangrii, y gracias por la reseña.
Si, pinta a tu tipo de terror más intimista :)
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