Lo admito. Soy el primero de la lista. La
tiranía de la novedad me vence constantemente. Cada mes salen cientos de
títulos que copan nuestras listas de lectura. Y desde que hago las de la
revista Windumanoth, podría afirmar que el doble. A raíz de la polémica de los
30 libros de Marie Kondo y este fantástico artículo sobre deshacerse de los libros de Gabriella Campbell, me surgió otra reflexión que me resquemaba por dentro: ¿Cuántos libros compro tan solo por ser novedad y dejo en mi pila sin leer? ¿por qué lo he comprado, al fin y al cabo?
¿de verdad tanto quería tener y leer ese libro, cuando en mi pila reposan otros
tantos que compre supuestamente con ese mismo interés? ¿por qué al final no los he leído?
Lo sé. Las editoriales tienen que
vender. Las campañas de marketing hacen su trabajo. Vivimos en una sociedad de
consumo, y es lógico que se nos incite a consumir. Pero reconozcámoslo, a veces
se nos va de las manos. Mucho. Y vuelvo a ponerme el primero de la lista. Si cuento la pila
de libros sin leer que tengo en mis aposentos… bueno, me da hasta vergüenza decir el
número. Es alucinante la facilidad que tenemos los avezados lectores para acumular títulos y títulos en nuestras
baldas sin haberlos tocado desde que los compramos. Tantos, que a veces llegamos a comprar algún título repetido y todo sin
saberlo. Y sí, se que no soy el único.
Tsundoku. Ese término japonés que se ha puesto de moda para
referirse a la acción de comprar libros y apilarlos sin leer. Vuelvo a ponerme
como punta de lanza. Padezco tsundoku.
También soy de esos que sueñan con una casa que tenga una librería enorme
que cope toda una habitación y otros rincones de su casa. No está nada mal. Es
un sueño bastante factible al ritmo actual de publicaciones y compras. Marie Kondo no estaría orgullosa de
mí, eso seguro. Pero lo reconozco ¿no sería mejor tener tan solo libros que
nos hayan marcado y no solo la pila con las novedades de turno? ¿no sería lo ideal que la
coparan libros que hemos leído con verdaderas ganas y nos han llegado hondo?
Estas preguntas son un
arma de doble filo. Claro, a mi me apetece leer novedades como el que más. Sería hipócrita decir otra cosa. Sobre todo, por que leo a mis compañeros bloggeros
y me causan interés. Las reseñas y redes sociales tienen ese potente efecto. Porque
quiero estar en la onda del momento. En la conversación del café del trabajo,
como quien dice. Pero también tengo títulos anteriores. Títulos que ya no están
tan de moda (aunque a veces se siga hablando de ellos), que en su momento no me dio
tiempo a leer o que desconocía, pero que supuestamente me interesaron por algún motivo ¿Por qué
no los leo ahora si ya los tengo en mi estantería? ¿Me interesan tanto realmente? ¿Qué
guía mis lecturas?
De ahí venia toda mi reflexión y pensamiento tras
todo el asunto de Marie Kondo. Y mi respuesta fue: La tiranía de la novedad. Siempre, o casi siempre, antepongo alguno
de esos libros que tanto me apetece leer por la novedad de turno. Justo por que
acaba de salir, porque alguien ha hablado de ella cuando me acercaba a mi
estantería, por algún compromiso, o para poder hablar de ella en el blog y en las redes sociales en el momento. Me
he dado cuenta de que tengo intereses y libros que me encantaría ponerme a leer,
y no lo hago por esta tiranía que me mueve. Los voy dejando de lado con excusas banales
como, por ejemplo, que es muy tocho y me va a llevar bastante tiempo poder
terminarlo. Increíble, ¿verdad? Algunas veces, creerme, son excusas incluso más ridículas.
Pero me he dicho basta. Al menos,
en parte. No me voy a obligar, claro. Obligar, sería caer en el mismo error de
la tiranía ¿La tiranía de la antigüedad, quizás? En fin, voy a leer lo que me apetezca
y cuando me apetezca.Ya debería hacerlo por mi propia salud lectora, eso me podríais decir. Nadie me obliga a nada. Es uno de mis hobbies. Pero, hasta ahora, no me he dado cuenta de la espiral que me envolvía poco a poco. De como esta tendencia había cambiado hasta mi forma de disfrutar de la lectura. Voy a moverme
por mis estanterías cual felino y escoger lo que quiera, dejando atrás el
factor de la novedad, la longitud o la excusa que me quiera poner. Si me
apetece una novela corta, adelante. Que es un tochal de fantasía que rompe los
brazos, pues lo mismo. Que es la novedad del momento, pues también. Sin excusas. Sin lamentos. Solo disfrutar como hacia antes. Paladear cada lectura.
Repito, que esto es una reflexión
meramente personal y que solo quería compartir con todos vosotros, queridos
lectores, por si alguno se ha visto en la misma situación. Creo que mi ritmo lector, perdido últimamente en el limbo, lo agradecerá. Y mi bienestar como
lector, creo que también lo agradecerá. No digo que derroquemos la tiranía de la
novedad, nada más lejos de la realidad. No digo que deba cambiar mis hábitos lectores por completo, ni que
debáis cambiar los vuestros. Tan solo, yo voy a darles un giro de tuerca, tras darme cuenta, de que la tiranía de la novedad es real y me afecta más de lo que pensaba.
Al final se trata de disfrutar de la lectura, sea de la manera que sea, y sin más preocupación que leer lo que te entre en ése momento. Por mi parte, la mejor manera de leer es hacer un buen mix entre novedades, libros de fondo y clásicos, leyendo un poco de cada género :)
ResponderEliminar¡Claro! El caso es que hasta hace poco no me había dado cuenta de lo absorbido que me hallaba dentro de la espiral .Si, el mix será la clave :)
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarPues me ha encantado esta reflexión. En fin, creo que en la comunidad blogger y SOBRE TODO EN BOOKTUBE se peca mucho de esto: comprar y comprar y comprar, y luego acumular libros que sólo has comprado porque son novedades.
No voy a decir que yo soy la excepción, aunque admito que compro más bien pocos libros al año. ¿Por qué? Pues porque me conozco, y sé que hay muchísimos libros que de primeras me llaman la atención, y a los dos días se me ha pasado. Así que en vez de comprarlos, los anoto en una lista de pendientes y si cuando pasa un tiempo siguen estando ahí y me siguen interesando... pues ya me planteo el comprarlos.
Pero en fin, es cierto que viendo la gente a tu alrededor leyendo la novedad de turno y haciendo super mega bookhauls, pues es difícil resistirse y no seguir a las masas.
Pero me encanta que hayas decidido dejarte llevar por LO QUE TE APETECE Y NADA MÁS. Ya sea la última novedad o el clásico de hace ochocientos mil años, leer solo lo que te apetece porque te apetece. Puede parecer una tontería dicho así, pero creo que necesitamos reflexiones como estas más a menudo.
¡muchos besos!
¡Mil gracias! Esta claro, si estas dentro del "mundillo" la espiral te atrapa. El caso es darte cuenta de ello. Si quieres hacer algo al respecto, bien, y si no, también. Cada uno es libre de elegir y no creo que nadie nos apunte con una pistola para determinar lo que queremos leer. Gracias por tu comentario :)
Eliminar¡Hola! Es genial tu reflexión. Sin embargo, yo soy lo contrario a ti. También padezco tsundoku, dejo un montón de libros pendientes, pero soy terrible con las novedades literarias, jamás me fijo en ellas. ¿Veo un libro que me gusta o me interesa? Lo compro. A veces son de hace un año y otras de hace quince, pero casi nunca acabo comprando novedades. Las excepciones son aquellas novelas en las que conozco al autor o autora, sigo su trayectoria y sé que publicará pronto, pero suele ocurrir bastante poquito.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Así es como a mi me gustaría llevarlo a partir de ahora. Ya no tanto a la hora de comprar o adquirir (que también), si no más bien a la hora de elegir cual es mi siguiente lectura. Gracias por tu comentario :)
EliminarJusto pensaba hacer una entradacon esto .
ResponderEliminarParece que hemos llegado al mismo punto. solo interesa el último libro que ha salido? Hay que leerlo antes que nadie?tener libros y libros... Yo ya me plante hace 2 añosy cambie de rumbo. Y vuelvo a disfrutar como antes de la lectura 😘
¡Gracias por tu comentario! He visto varios comentarios por el estilo desde que he publicado la entrada. Parece ser casi un ciclo vital como lector... interesante :)
EliminarYo logré deshacerme de mas de 150 libros y me siento muy orgullosa. Ando mas ligera, ya no tengo que cargar tanto en mis mudanzas y tengo libros que quiero volver a comprar pero en inglés. Y te entiendo, yo por vivir donde vivo no puedo comprar casi novedades de momento porque todo llega tarde y meses después, asi que no tengo tan presente ese problema. Lo que si debo hacer es leer lo que ya tengo comprado. Animo!
ResponderEliminarGuau, 150 :O! Leer lo comprado es esencial. Parece una tontería, pero que fácil se acumulan un libro tras otro. Me imagino que las mudanzas es un componente fuerte para no cargar con tanto :)
Eliminar¡Hola! Vuelvo por aquí, después de tanto tiempo. ¡Y aprovecho para enviarte un gran abrazo desde la distancia!
ResponderEliminarSí, yo también creo en esa tiranía de la novedad, aunque, afortunadamente, no la padezca, en parte, quizás por mi propia rareza que va más hacia otras zonas, pero que funciona de un modo parecido.
Justo hace un tiempo, cambiándome de habitación, me di cuenta de que llevaba muchos libros que no iba a leerlos porque ya no me apetecía hacerlo... Resulta que mucho antes compraba sin ningún criterio, así que hoy en día no tienen ninguna valor emocional para mí. Es por ello que los estoy donando poco a poco (o regalando), y ahora estoy adquiriendo libros "especiales" que sé que leeré y, es más, que amaré leer. Sin agobios. Y sin que las novedades me reclamen (sin que nada que no va conmigo me reclame realmente). Se está genial así, la verdad.
¡Me encantó leer la experiencia! Y gracias a ti, deseé compartir la mía también. <33
¡Bienvenida de nuevo! Donar, regalar,... creo que es bueno y necesario. Yo estoy en puro momento de selección. Libros que te llaman desde siempre, que crees que son para ti, que te generan curiosidad. A por eso es a por lo que voy. Un abrazo y gracias por compartir tu experiencia :)
EliminarTe entiendo... Y cuánto.
ResponderEliminarDe hecho pude ver el efecto del tsundoku este año, cuando nos mudamos de piso. En tres años, he pasado de un piso de 95 m2, a uno de 60 a uno de 40... El resultado fue que, con dolor en el corazón, nos deshicimos de muchísimos libros.
Nuestra biblioteca tenía más de 500 libros de cocina, no sé ni los que hay de fantasía y scifi, y mis manga. Y tuve que hacer criba y elegir quién se volvía a Barcelona, y quién podría ser adoptado en Madrid. Tuve suerte, y mi mejor amiga adoptó muchos de cocina, mangas y libros (algunos que teníamos repetidos en varias ediciones como La Rueda del Tiempo y Malaz). Obviamente, cierto autor no sufrió diezmo alguno xD :)
Empecé a reflexionar sobre esto un día que Marina sacó el tema a colación, con el número de libros que tenía en la cola de lectura. Tengo libros de esos desde hace eones: La Materia Oscura desde que salió, La Saga de los Confines... Y bueno, a mí también me da vergüenza pensar en esa cantidad.
Muchas veces soy consciente de que compro libros que no leeré hasta dentro de quizás, 20 años. Pero prefiero tenerlos por si acaso, porque mañana igual ya no están disponibles. Se me ocurre que esa es una reflexión de mi "generación" que creció con los libros de papel. Porque la generación "kindle" no tendrá esa preocupación por el espacio. Lo cual me lleva a comentar la cantidad de GB de ebooks y comics que tengo en el disco duro, y que no leo, porque ni me acuerdo de que están ahí. El libro físico por lo menos me permite pasearme por la casa y decir: "Ah sí, tenía este por leer". Y cogerlo. Supongo que Sherlock con su palacio mental llevaría mejor el tema de los ebooks perdidos por los discos duros del PC. Aunque a veces, el problema de que pasen años entre que compré el libro y cuando lo vaya a leer, es que he cambiado y ya no tengo esos intereses, así que tal vez corro el riesgo de que el libro me llame menos.
He comprado muchos libros por ser novedad, pero creo que mayormente los compro por verlos en blogs de personas cuyo gusto comparto, o por amigos que sé que tienen buen criterio y como me conocen, si me recomiendan algo, por lo general aciertan. Creo que también me afecta el gen del "coleccionismo". Pero si te digo la verdad, en uno de esos días "de mierda" cuando me siento en el sofá y contemplo la estantería, esa visión me reconforta, porque sé que ahí hay muchos "amigos" esperando a contarme sus historias y ayudarme a aprender o evadirme. Confieso que a veces, me gusta tan solo mirarlos. Y veo el lomo de alguno que me ha impactado particularmente, y me acuerdo de cosas que pasaron IRL mientras leía. O aquellos pasajes que tanto me maravillaron.
¿Cómo saber, de todas las recomendaciones que pululan a nuestro alrededor, la que nos va a encandilar sin comprarla antes? La mayoría de bibliotecas no tienen los libros que querría leer. Luego entramos en el pantanoso terreno de las descargas como alternativa. Sinceramente, en el mundo del libro físico es muy difícil.
Así que compro el libro, y si no me gusta bueno, siempre puedo donarlo. O a lo mejor me acuerdo de alguien a quien sí le gustaría. También he regalado libros que me han gustado mucho a amigos, que ni siquiera sabían que ya lo había leído, porque me encanta leer mis libros y que parezca que no se han leído nunca, por el cuidado con el que los mimo. Y en cualquier caso, los restantes, serán carne de adopción en la próxima mudanza. Es la selección natural literaria.
No puedo evitarlo, me gusta comprar el libro y tenerlo. Así que abrazo con fuerza el tsundoku, lo veo en mi interior y lo acepto como una característica de mi ser.
Al menos me consuela que desde el punto de vista de la economía de guerra, si un día ya no pudiera comprar, hay cosas que puedo leer en casa y (casi)todas son interesantes xD :) Aunque a veces me reconcome la estúpida pregunta de qué pasará con ese tesoro cuando ya no estemos. ¿Quién lo disfrutará? Y pensar que cuando el día llegue, dentro de 40 o 50 o 60 años, tal vez ya nadie los lea... Me apena.
Ya me decías que era largo XD Nunca me había llegado a preguntar en serio que sería de esta 'colección' que mantengo con tanto ahincó y solo pienso en engrosar ¿es tan importante tenerlos como haberlos leído? No lo sé. Cada vez me inclino más hacia lo segundo. Me gustaría leer más y tener menos. Es una cuestión para debatir largo y tendido. Gracias por tu testimonio :)
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarYo he atravesado un parón lector enorme, aunque estoy mejorándolo en lo que llevamos de año. Anteriormente, sí es cierto que las novedades me cautivaban y las anteponía a lecturas que tenía pendientes siempre y cuando de verdad me apeteciese leerlas y sintiera que no lo hacía "por moda".
Los últimos libros que he leído han sido novelas que sentía en ese momento que necesitaba leer, no me importaba que fuese novedad, clásico o libros que ya había leído y creo que seguiré haciéndolo así. Obvio, hay que prestar atención a los nuevos libros que vayan saliendo, pero siempre aplicando el sentido común y haciendo caso a lo que nuestro corazón nos sugiera leer en ese momento, por el contrario creo que podemos acabar abrumados y terminar sin ganas de leer y eso sería terrible.
¡Muy buena reflexión!
Un saludo :D.
¡Gracia! Exacto, ese es el meollo de la reflexión ¿Por que exactamente no leemos lo que queremos? ¿Tanto nos embriaga esta sociedad consumista? :)
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