Para aprender, si la suerte nos sonríe, de Becky Chambers

Para aprender, si la suerte nos sonríe
Becky Chambers (trad. de Pilar Ramírez Tello)
Crononauta
Rústica / digital | 262 páginas | 19€ / 7,60€



I send greetings on behalf of the people of our planet. We step out of our solar system into the universe seeking only peace and friendship – to teach, if we are called upon; to be taught, if we are fortunate («Envío saludos en nombre de los habitantes de nuestro planeta. Salimos de nuestro sistema solar hacia el universo buscando únicamente paz y amistad, para enseñar si se nos pide, para que nos enseñen, si tenemos suerte»). Esta frase, grabada en 1977 por el Secretario General de la ONU, fue enviada como parte de los sonidos incluido en El disco de oro de las Voyager (titulado en inglés The Sounds of Earth) donde Kurt Waldheim enviaba saludos en nombre de todos los habitantes humanos del planeta Tierra a la inteligencia extraterrestre que lo pudiera leer o escuchar. La frase del título, que proviene de esta cita, refleja también el espíritu de la novela corta de Becky Chambers: la esperanza de los viajes interplanetarios de los humanos en búsqueda de exoplanetas habitables de forma pacífica.

Para aprender, si la suerte nos sonríe se construye como un elegante diario de a bordo, redactado de forma íntima y reflexiva, sobre cuatro viajeros en el espacio exterior que se enfrentan a la peor elección de sus vidas. Una mezcla de ciencia ficción dura, de toques fantásticos otorgados a su parte más tecnológica y un enfoque íntimo habitual de la autora, hacen que Para aprender, si la suerte nos sonríe funcione como un anillo perfecto, donde las primeras y las últimas están fundidas a la perfección. El comienzo y el final nos dan las preguntas y las respuestas a todos los misterios planteados, pero lo importante, ésta en el medio. En el vistazo de un pasado perdido y un presente prometedor. El amor por la ciencia de Chambers, imbuido (por Star Trek) por su optimismo insaciable y la búsqueda de objetivos nobles de sus personajes, condensan una novela corta de exploración espacial única en su especie, esperanzadora pero nada empalagosa, nunca significando que el final tiene por qué ser feliz.

Discos de oro de las Voyager

Diario (perdido) en medio del universo
A principios del siglo XX la humanidad descubre un método revolucionario que permite a les astronautes sobrevivir en otros planetas gracias a suplementos biológicos sintéticos conocidos como somaformación. Beneficiados de estos avances tecnológicos, es posible viajar a exoplanetas vecinos que albergan vida para poder estudiarlos, siempre sin alterar su ecosistema. La misión Lawki 6 se centra en la búsqueda de mundos habitables. Han pasado 50 años desde que dejaron atrás la Tierra y a sus familias cuando los cuatro habitantes de la nave despiertan del letargo. Ariadne O’Neill (nuestra narradora y confidente) y su equipo exploran un sistema planetario a quince años luz de distancia del Sol. Su misión: estudiar la habitabilidad de esos mundos.

A modo de diario espacial, Ariadne comienza a documentar las maravillas y peligros que afrontan en su misión, con la esperanza de que alguien en la Tierra aún pueda escucharles. A medida que la tripulación viaja de un exoplaneta a otro, descubren que las condiciones de su misión van cambiando y que las comunicaciones con la Tierra se han cortado de forma misteriosa y abrupta. Para aprender, si la suerte nos sonríe es a la vez un registro de sus descubrimientos y una súplica de ayuda por parte de Ariadne a la gente de la Tierra, a quién esté ahí fuera escuchando, para que les puedan orientar en una decisión vital para su misión y destino.

Cubierta de la edición de Harper Voyager
La narrativa circular
El libro comienza diciendo No sé si leeréis algo de lo que hemos enviado a casa, pero, si lo hacéis, espero que sea esto. Así comienza la sección que abre el libro (Leed esto, por favor) que sitúa el punto de partida en el final de la historia. A partir de aquí llegan Aecor, Mirabilis, Opera y Votum, historias que parecen vinculadas pero que (en cierta manera) se podrían leer como capítulos sueltos, como saltos temporales en diferentes ubicaciones con los mismos personajes. Sin embargo, leerlos de forma cronológica hace que la tragedia que transmite esa primera frase sea mayor cuando llegamos al final. Vemos como es un mensaje desesperado, tras 50 años de ausencia. Las historias en cada planeta nos cuentan aventura, acontecimientos peculiares y descubrimientos extraordinarios. 

La narrativa general se mueve como un anillo circular perfecto, atraída por el movimiento de un exoplaneta a otro que sabemos donde debe terminar. Los hilos son el misterio de la pérdida de comunicación con la Tierra, la alegría y dificultad del descubrimiento científico en cada exoplaneta, y poco a poco, un dilema ético sobre interactuar con los ecosistemas a los que no pertenecen. Chambers nos pone en el punto de vista de testigos, lectores de un diario, que dan testimonio de los que significa ser humano y reflexionan sobre nuestro derecho a expandirnos por el universo.

Mucha ciencia y grandes ideas
La nave espacial Merian de ACA, financiada por ciudadanos, dirigen en el cambio de siglo XXII a cuatro personajes hacia otros planetas y cuerpos extraterrestres. La búsqueda de otros mundos habitables lleva siendo un tema candente desde hace cientos de años que sigue en la actualidad, solo basta ver las misiones privadas tripuladas como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic. Sin embargo, para hacerlo posible, Chambers, aporta su habitual capacidad de encontrar y poner el corazón humano en el centro de todo. El relato de Chambers es íntimo, vasto y elaborado, con increíbles mundos inimaginables y pequeños mundos personales que orbitan alrededor del viaje y se vuelven enormes en apenas un centenar de páginas. 

Más allá de ello, brilla el aspecto más científico, repleto de un complejo mosaico de tecnologías como viajes más lentos que la velocidad de la luz, estados de letargo y, la más importante, la somaformación, que permite a los cuerpos humanos adaptarse a la radiación y necesidades vitales en diferentes biomas. Chambers integra el progreso científico con las ciencias sociales, ahondando en el impulso de aprender, pero también en incluir a la realidad social en esta red de conocimiento. El asombro por lo nuevo, el hallazgo de lo inimaginable y la pura alegría ante los paisajes más alienígenas esperan, página tras página, en el diario de Ariadne de esta especie de ficción de astronautas de un futuro cercano como dice la propia Chambers.

Otros enlaces de interés:

Comentarios