Subsolar, de Emilio Bueso

Subsolar
Emilio Bueso
Gigamesh Ediciones
Tapa dura | 384 páginas | 42€



El trapo sabe. Vaya sí sabía. Una de las frases emblema de Los ojos bizcos del sol escondía para todos los lectores una de las claves de la trilogía. Bueno, y la esconde por completo, si no has leído Subsolar. Pero empecemos por el principio. O bueno, continuemos donde lo hemos dejamos. Hemos dado casi la vuelta a AË7 junto a el Alguacil, la Regidora, el Trapo y el Astrólogo, pero nos quedaba una parte por descubrir. Aquí estamos, en la zona subsolar, en el Desierto del Mediodía. Calor, calor, calor. Eclipses solares, oasis, caravanas de escorpiones y alfombras voladoras. Y si, el fin de todo también. La gran batalla nos espera: la Batalla del Amanecer Eterno, como la han llamado, que decidirá el destino del mundo.

Portada de la adaptación a cómic

Un final muy final

Leer Subsolar justo tras releer Transcrepuscular y Antisolar supone todo un acierto. Es más, creo que la edición ómnibus a puntito de salir a la venta va a satisfacer mucho más a los lectores que la lectura por entregas como hasta ahora. Y es que la trilogía, y más aún esta última parte, se siente más como un conjunto completo que como algo delimitado y servido en partes. Si Transcrepuscular nos servía de presentación para los personajes y el lisérgico mundo creado por Bueso, Antisolar nos metía de lleno en la trama central y presentaba el conflicto principal. Así mismo, Subsolar se siente como una continuación directa, casi sin pausa, donde solo tenemos un cambio de escenario y vamos directos al final.

Una tercera entrega sin grandes giros argumentales -salvo el epílogo- o aportes de nueva información. Subsolar es en si mismo un episodio final, como el de las grandes series. Un cierre al gran camino recorrido de estos personajes, tras un viaje de reclutamiento a toda mecha de todo ser viviente capaz de luchar por paisajes sacados del Oriente Medio. Luego, directos a la batalla. Y es que más de la mitad de Subsolar es un periplo vertiginoso por el desierto con paradas rápidas, menor diversidad de escenarios que en otras ocasiones y un ansia total por alcanzar ese momento final. El anhelo por llegar a la gran batalla es palpable, pero cuando llega, el disfrute se convierte en un coctel lisérgico con el que deleitarse y relamerse en cada página.

Portada de la edición integral

Si no te han gustado las otras…

Casi resulta obvio, pero si no te ha gusta Transcrepuscular o Antisolar, raro sería que esta tercera entrega te resultara satisfactoria. Pero bueno, masocas hay en todo el mundo. Bueso retoma en Subsolar tanto el tono cómico como el estilo y la voz tan coloquial del que presumen sus predecesoras. Su capacidad narrativa, imaginativa y visual sigue siendo puro deleite para el lector. Sus excesivos chascarrillos pueden causar alguna carcajada (ojo a la referencia de Aquí no hay quién viva) o poner los ojos en blanco, pero su estilo directo, desbocado, ágil y frenético en los diálogos sigue siendo seña de identidad. Biopunk, biopulp, sword & planet o como lo quieres llamar hasta la epatación.

Mente colmena vs. Mente individual

Fuera de toda la aventura, acción y batalla que presenta Los ojos bizcos del sol, esta claro que su temática zozobra siempre sobre este gran debate. Y digo zozobra, por que las cargas de profundidad y reflexión están repartidas de forma aislada, en algunos diálogos o pensamientos que rápidamente son cortados por algún chascarrillo. A lo largo de la serie hay capítulos en los que se aborda el meollo de la cuestión y se da vueltas sobre él. Una lectura horizontal que nos hace pensar en nuestra dependencia de las maquinas (o gadgets tecnológicos) para casi todo y una más directa, de nuestra vida simbiótica con otros seres que hace a la sociedad progresar o vivir. A lo largo de la serie podemos extraer lecturas políticas, sociales y económicas que nos hacen planteamientos pero nunca dan respuestas. Bueso planta la semilla, pero no la riega. Tampoco hace falta del todo, porque en realidad, hemos venido a AË7 a divertirnos.


La resolución de Los ojos bizcos del sol es satisfactoria con el lector y diría, que incluso sorprendente tras el epilogo. Subsolar parece meter una marcha más para llegar a una batalla de lo más esperada, pero que nos da una alegría con su conclusión que abre algunas nuevas interpretaciones para el resto de la trilogía.

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